lunes, 19 de abril de 2021

EN UN LUGAR DE LA MANCHA...

 



«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme»... Así comienza la aventura de Don Quijote de la Mancha, narrada por el famoso autor Miguel de Cervantes a principios del siglo XVII. No son pocas las personas que desde el momento en el que se publicó la obra han intentado incesantemente reclamar como propio el descubrimiento del lugar que Cervantes quería olvidar. Sin embargo, han sido el valenciano Álvaro Anguix y el manchego Francisco José Valera los que han llegado al final del camino; el pueblo es Munera.

A lo largo de su ensayo 'Un lugar de la Mancha. La patria de Don Quijote al descubierto' ambos comparten su exhaustiva investigación, con la que prueban la presencia de esta localidad en el relato. Fue Francisco el que en un principio tuvo la inspiración para ver algo que no está a la vista de todo el mundo, o lo que él denomina «el instinto para ver una voz camuflada dentro de la polifonía del Quijote». Ahora, 20 años después, ambos han logrado completar la investigación que prueba la presencia de Munera a lo largo del relato mediante jeroglíficos, expresiones metafóricas y localizaciones descritas en la historia.

Thanks for watching!
PUBLICIDAD
 

Uno de los principales motivos es el nombre del pueblo: Munera. Significa deuda, y los investigadores lo ligan a la deuda que arrastra Cervantes a lo largo de toda su vida. En la batalla de Lepanto, el escritor fue capturado, y para liberarlo se tuvo que pagar una cierta cantidad, que lo endeudó de por vida y de la que no hay constancia de que pudiera ser saldada. Según los investigadores, este hecho justificaría los intentos del autor de olvidar el pueblo. Además, en la historia existe la contradicción de que Don Quijote esta libre de deudas como tal, pero aun así es como si cargara con alguna.

«Tuve el instinto para ver una voz camuflada dentro de la polifonía de El Quijote», afirma Francisco José. La investigación considera de gran importancia la presencia de jeroglíficos en la obra.

Además, en el ensayo se considera de vital importancia un factor clave, que parece de película: el jeroglífico presente en la obra original. El autor juega con las letras capitulares de la primera página en las que ya nos indica el nombre del pueblo. Por si fuera poco, en uno de los poemas de los preliminares de la obra Cervantes alerta de la treta con versos cortados en los que entre otras, falta la sílaba 'ra'. Un juego de palabras con el que el autor clásico reta a descubrir el nombre.

Tanto Francisco como Álvaro afirman que hay muchos motivos para pensar que el estudio que han realizado es pionero y verídico. Ha sido tratado de forma multidisciplinar, mezcla categorías como la geográfica o la literal, entre otras, y realiza un análisis de varias ediciones del Quijote. Los autores han trabajado hasta con la primera edición de la biblioteca nacional. También, una de las valiosas herramientas de las que han hecho uso es un reconocido software libre valenciano, del que Álvaro se ha mostrado orgulloso al finalizar el trabajo.

Extraído del diario Las Provincias

No hay comentarios:

Publicar un comentario