viernes, 29 de marzo de 2019

LEER MUCHO NO ENLOQUECIÓ A DON QUIJOTE




A aquel hidalgo castellano de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor le ocurrió lo nunca visto.
«Se enfrascó tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio, y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio».

 Así es como describe Miguel de Cervantes la manera en que Alonso Quijano se volvió loco. Ese párrafo ha dejado en el imaginario popular la idea de que al castellano lo enloqueció la cantidad de libros de caballería que devoraba.

Pero el psiquiatra Tiburcio Angosto Saura ha encontrado un matiz. No fue tanto la cantidad de libros que leía Don Quijote de la Mancha; fue, más bien, su interés por encontrar sentido a aquello que leía.

Angosto recuerda que el hidalgo era aficionado a la prosa compleja y con requiebros. «Con estas y semejantes razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas, y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mismo Aristóteles, si resucitara para solo ello».


No alucina cuando ve gigantes donde hay molinos, porque alucinar es ver lo que no existe y él lo confunde. Más bien, Alonso Quijano, delira. Sufre delirio de grandeza cuando nombra a Sancho gobernador de la ínsula Barataria. Padece un delirio erotomaníaco cuando cree que Dulcinea del Toboso se muere por su esquelética figura.

Tiburcio Angosto fue jefe de servicio de psiquiatría del Chuvi. Ahora está jubilado del Sergas, pero sigue ejerciendo. Si Alonso Quijano entrase mañana en su consulta del Hospital Nuestra Señora de Fátima, del grupo Vithas, le diagnosticaría una actitud psicótica reactiva. Él, que fue jefe de servicio del Hospital Psiquiátrico Rebullón, no ingresaría al caballero andante en un manicomio. Angosto lo mandaría a un hospital general, a la unidad de psiquiatría de agudos. Es decir, una estancia corta en el hospital y para casa.
Una actitud psicótica reactiva significa que un paciente pierde la noción de la realidad -eso es la psicosis- como reacción a un conflicto -por eso es reactiva-. Ni el valioso bálsamo de Fierabrás ni ningún ungüento del siglo XVI lo habrían sanado. Tiburcio Angosto propone una terapia combinada para sanar al desfacedor de entuertos. Por un lado, medicación con neurolépticos a dosis bajas, que son pastillas tranquilizantes para contener el cuadro psicótico. Por otro lado, psicoterapia, o sea, hablar y hablar con el paciente, «para que haga lo que se llama el insight, es decir, que descubra y comprenda qué es lo que le provoca su comportamiento», expone el psiquiatra. Al ser consciente, se puede curar. «En nuestras experiencia clínica, hemos encontrado pacientes a los que les ocurre».

De hecho, algo de insight hay en la obra cumbre de las letras hispanas. En su lecho de muerte, Cervantes dibuja al caballero postrado en su lecho de muerte. Allí, confiesa: «Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy Don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano (...). Ya me son odiosas todas las historias profanas de la andante caballería, ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído, ya, por misericordia de Dios, escarmentando en cabeza propia, las abomino».

Y muere sano. Por eso, Tiburcio Angosto postula que Cervantes no quería detallar un cuadro clínico de una enfermedad. «Más bien hace un compendio de la psicopatología de la época». En otras palabras, tiene muchos pequeños síntomas. «Si hubiese sido un enfermo severo seguiría comportándose igual», establece el psiquiatra. Por todo, cree que es «un maravilloso personaje, con connotaciones de locura, pero que en el fondo tiene razón».

En resumen, no por mucho leer puedes enloquecer, como decía Cervantes, así que os animo que sigáis leyendo compulsivamente que no os pasará como al personaje Don Quijote de la Mancha.                                 


                                                                             

miércoles, 6 de marzo de 2019

Diferencias entre si no y sino


Sino es una conjunción adversativa que se escribe en una sola palabra y se usa, principalmente, para contraponer un concepto a otro: «No estudia, sino que trabaja», mientras que si no introduce una oración condicional: «Si no estudias, no aprobarás».

Resulta muy habitual leer en los medios de comunicación grafías equivocadas como «Sino lo hubiera intervenido el juez, se habrían autorizado las obras» o «El secretario general no fue expulsado, si no que dimitió» cuando lo adecuado hubiera sido escribir: «Si no hubiera intervenido el juez, se habrían autorizado las obras» o  «El secretario general no fue expulsado, sino que dimitió».

Una forma sencilla de saber cuándo debe escribirse si no es cuando se puede intercalar entre si y no algún elemento sin que se pierda el sentido en el texto: «Si (el juez) no hubiera intervenido», «No aprobará si (él) no estudia», «Si (tú) no quieres no iré».

Sino es, también, un sustantivo que significa ‘destino o fuerza desconocida que actúa sobre las personas y determina el desarrollo de los acontecimientos’.



lunes, 4 de marzo de 2019

VERBOS DICENDI


Son los verbos que se usan en sustitución del verbo “decir” en los incisos que el narrador hace en los diálogos para indicar uno o varios de estos tres datos:
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-Quién emite el mensaje.
-A quién va dirigido.
-La forma en que se emite el mensaje.
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Según lo que informen de estos tres puntos, en los incisos de nuestros diálogos utilizaremos uno u otro verbo dicendi, por lo que no podemos utilizar siempre el verbo “decir”.
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Para que los incisos de diálogo no sean tópicos aburridos y no parezca que la narración se para cuando introducimos un diálogo, debemos mencionar qué hacen o sienten los personajes a través del uso variado de los diversos verbos dicendi.
 
Aquí tenéis una lista muy útil de alternativas para el verbo “decir”:
 


AbordarAbroncarAcentuarAcertar a decir
AclararAconsejarAcordarAcreditar
AcusarAdmirar (se)AdmitirAdular
AdvertirAfirmarAgregarAlardear
AlegarAlegrar (se)AlentarAlertar
AludirAmenazarAmenizarAmonestar
AnalizarAnimar (se)AnotarAnunciar
AñadirApostarApoyarApuntar
ApuntarArgüirArgumentarArremeter
ArriesgarAsegurarAsentirAseverar
Asustar (se)AtacarAtestiguarAtribuir
AugurarAventurarAvisarBalbucear
BalbucirBarruntarBerrearBramar
BromearBurlar (se)CalcularCensurar
ChillarChismorrearCitarClamar
ClasificarCoincidirComentarComparar
ComprobarComprometer (se)ComunicarConcertar
ConcluirConcretarCondenarConfesar
ConfiarConfirmarConfundir (se)Congratular (se)
ConjeturarConjurarConsiderarConsolar (se)
ConstatarContabilizarContarContemporizar
ContestarContinuarContraatacarContradecir
ConvenirCorregirCorroborarCortar
CortejarCotillearCriticarCuchichear
Cuestionar (se)Darse cuentaDebatirDecepcionar (se)
DecirDeclarar (se)DecretarDefender (se)
Definir (se)DeletrearDemandarDemostrar
DenunciarDesafiarDesarmar (se)Descartar
DesconfiarDescribirDescubrirDesdeñar
Desesperar (se)DesfogarseDesgañitarseDesistir
DesmentirDestacarDesvelarDetallar
DeterminarDevolverDiagnosticarDiscordar
Disculpar (se)DiscurrirDiscutirDisentir
DispararDistinguirDivertir (se)Ejemplificar
ElogiarEmocionar (se)Enfadar (se)Enfatizar
Enfurecer (se)EngañarEngatusarEnjuiciar
EnmendarEnojar (se)Enorgullecer (se)Entender
EntonarEntusiasmar (se)EnumerarEscandalizar(se)
EsclarecerEscupirEspantar (se)Especificar
EspetarEsquivar (se)EstablecerEstallar
EstimarEstipularEvidenciarExagerar
ExclamarExhortarExigirExplanar
ExplicarExplicitarExplotarExponer
Expresar (se)ExternarExultarFarfullar
FestejarFilosofarFinalizarFingir
FormularFulminarGarantizarGemir
GritarGruñirHablarHacer notar
HalagarHiperbolizarHistoriarIdentificar (se)
IlustrarImaginarImplorarImportunar
ImprovisarIncentivarIncitarIncrepar
IndagarIndicarIndignar (se)Informar
InsinuarInsistir en (que)InsultarInterpretar
InterrogarInterrumpirIntervenirIntuir
InventarIronizarIrritar (se)Jurar
Justificar (se)Lamentar(se)LanzarLimitar (se) a decir
LisonjearLlamarLlamar la atenciónMachacar
Manifestar (se)Maravillar (se)MascullarMatizar
MeditarMencionarMentalizar (se)Mentir
MinimizarMofar (se)Mostrar (se)Murmurar
MusitarNarrarNegarNombrar
NotarNotificarObjetarObservar
OpinarOponer (se)OrdenarParafrasear
PedirPensarPercatar (se)Piropear
PlanearPlaticarPonderarPrecisar
PreconizarPredecirPregonarPreguntar (se)
Preocupar(se)PrevenirPreverProclamar
ProfetizarPrometerPronosticarPronunciar
ProponerPropugnarProseguirProtestar
ProvocarPuntualizarQuejar (se)Querer decir
RatificarRazonarReafirmarRebatir
Rebotar (se)RecalcarRecetarReclamar
RecomendarRecomponer (se)ReconocerRecordar
ReflexionarReforzarRefunfuñarRegañar
RegistrarRegozijar (se)ReiterarRelacionar
RelatarRelativizarRememorarReñir
RepetirReplicarReprenderReprobar
ReprocharResaltarResignar (se)Resistir (se)
ResollarResolverResoplarResponder
Responsabilizar (se)ResumirRetarRetomar
RevelarRezongarRogarRugir
SeguirSentenciarSeñalarSermonear
SimplificarSintetizarSisearSolicitar
SollozarSoltarSostener (que)Subrayar
SugerirSuplicarSuponerSuspirar
SustentarSusurrarTartajearTartamudear
TemerTeorizarTerciarTerminar
TestimoniarTitubearTransmitirUrdir
VacilarVanagloriar (se)VaticinarVociferar