miércoles, 23 de octubre de 2019

Ortografía en los tratamientos



Seguro que alguna vez has dudado sobre cómo se deben escribir las fórmulas de tratamiento más comunes: con mayúscula o minúscula, con punto o sin él, con letra volada o sin ella… Por este motivo, vamos a explicar de forma breve y sencilla cómo es la ortografía de las fórmulas de tratamiento tanto en español como en inglés.
¿Don y doña se escriben con mayúscula inicial?
Según la Ortografía de la lengua española (2010), todos los tratamientos deben escribirse con minúscula inicial, pues se trata de sustantivos comunes y, por tanto, no hay razón para escribirlos con mayúscula inicial. Esto afecta a aquellos antenombres como don, doña, santo, santa, etc., como a aquellos que no necesariamente acompañan a nombres propios, como señor, señora, doctor, doctora, etc. El siguiente ejemplo valdría para ejemplificar cómo han de escribirse los tratamientos:
Don Felipe y doña Letizia asistirán a la Misa de Pascua del domingo en la catedral, costumbre que instauraron don Juan Carlos y doña Sofía (El País, 30/3/2015).
El único don escrito con mayúscula inicial es, como resulta evidente, el primero, puesto que al comienzo de texto ha de escribirse con mayúscula inicial la palabra que lo encabece.
No sería correcto, aunque es frecuente verlo, que los sustantivos don y doña del enunciado aparecieran con mayúscula inicial, como en este ejemplo:
A pesar de eso, la presencia de Don Felipe y de Doña Letizia pasó bastante inadvertida entre el público […]. (El Mundo, 8/9/2019).
No obstante, en el Diccionario panhispánico de dudas —del año 2005 y, por lo tanto, anterior a la actual Ortografía, que se publicó en 2010— se justifica la excepción de emplear estos tratamientos con mayúscula inicial:
[…] Por razones de respeto, los títulos de los miembros de la familia reinante en España suelen escribirse con mayúscula, aunque vayan seguidos del nombre propio de la persona que los posee, al igual que los tratamientos de don y doña a ellos referidos: el Rey Don Juan Carlos, el Príncipe Felipe, la Infanta Doña Cristina.
 
En nombres propios
 
Cuando estos sustantivos no se utilizan como fórmulas de tratamiento, sino como nombres propios, entonces sí es correcto escribirlos con mayúscula inicial. Es lo que ocurre con algunos topónimos como Don Benito, San Sebastián o con festividades como San Fermín.
 
En nombres comunes
 
En el vocabulario del español hay algunos ejemplos en los que se puede observar que la fórmula de tratamiento se ha lexicalizado. Por ejemplo, si decimos que «Marcos es un donjuán» —en referencia a que es una persona mujeriega— tendremos que escribirlo en una sola palabra y en minúsculas. También es posible escribirlo don juan, en dos palabras y con minúscula inicial en ambas. Lo mismo ocurre con otros sustantivos como dondiego y don diego ‘planta de la familia de las nictagináceas’ o don pedro y dompedro ‘orinal’.

¿Y qué ocurre con las abreviaturas?
 
La cuestión se complica cuando hablamos de las formas abreviadas de estos tratamientos, puesto que, como se establece en la Ortografía (2010, p. 469), «la escritura con mayúscula inicial solo es obligatoria en las abreviaturas de los tratamientos, que han quedado fosilizadas en esa forma: D.ª, Dra., Fr., Lic., Ilmo., Sr., Sto., Ud., etc.».


Asimismo, hay que tener en cuenta dos cuestiones más: por un lado, siempre se escribe punto tras la abreviatura; por otro lado, en aquellas formas que requieran la presencia de la letra volada, deben estar precedidas por punto, como en D.ª, Prof.ª o Sr.ª (también es posible abreviarlo como Sra.).

¿Cómo se escriben los tratamientos en inglés?
 
Lo primero que debemos tener en cuenta con los tratamientos en inglés es que varían en función de la lengua en la que escribamos. Si tenemos que hacer referencia a un tratamiento inglés como, por ejemplo, sir, habrá que considerarlo igual que don, señor, etc. De modo que, en español, escribiremos sir Arthur Conan Doyle o sir Alex Ferguson.
Como especifica la Fundéu, el término sir es un anglicismo no adaptado, de modo que hay que escribirlo en cursiva o entre comillas. Lo mismo ocurre con otras formas como lady o lord, que tendrán que escribirse con minúscula inicial y en cursiva cuando estemos escribiendo en español.
En inglés, los tratamientos se escriben con mayúscula inicial en dos ocasiones: cuando encabezan una carta o correo —Dear Sir, Dear Madam— o cuando se hace referencia a un título nobiliario que antecede a un nombre propio, como Lord Byron o Sir Paul McCartney.
Cabe mencionar que, cuando términos como sir o madam se utilizan como nombres comunes —es decir, cuando no anteceden a un nombre propio— han de escribirse con minúscula: Hello, sir, can I help you?; Thank you, madam.




Las abreviaturas de los tratamientos en inglés
 
Al igual que ocurre en español, las abreviaturas de estas fórmulas de tratamiento se escriben con mayúscula inicial. No obstante, hay que tener en cuenta que no son iguales las abreviaturas en inglés británico que en inglés americano. En el británico se omite el punto después de la abreviatura: Mr Smith, Mrs May, Ms Martin. El plural de Mr. es Messrs., procedente del francés monsieurs, mientras que el plural de Mrs. es Mmes (del fr. mesdames). Asimismo, cabe mencionar que en inglés se emplea la formas Master en referencia a los niños o personas jóvenes.
Sin embargo, en el inglés americano se prefiere el uso del punto en las abreviaturas: Mr. Smith, Mrs. May, Ms. Martin.
A modo de resumen podemos decir que las fórmulas de tratamiento en castellano, a menos que sea en abreviaturas, se escriben con minúscula inicial. En inglés, por el contrario, siempre se escriben con mayúscula inicial, tanto en los tratamientos como en sus formas abreviadas.

Extraído del blog Leon Hunter

miércoles, 9 de octubre de 2019

Jordi Sierra i Fabra: Leer le dio sentido a mi vida




Jordi Sierra i Fabra es un escritor prolífico con más de 500 obras publicadas en literatura infantil y juvenil, siendo también un estudioso de la música desde finales de los años 60.
Fue fundador de revistas musicales como: El Gran Musical, Disco Exprés, Popular 1 o Top Magacine.
Gracias a la Fundación de Jordi Sierra, se da la oportunidad a muchos jóvenes para impulsarles en su carrera literaria, creando un premio que lleva su propio nombre. 


¿Por qué hablamos de Jordi Sierra? Sencillamente queríamos hacerle nuestro homenaje particular a este gran escritor por tantos buenos ratos que nos ha hecho pasar con sus novelas.
Tengo una en la biblioteca de mi casa, que es La Página Escrita, un manual muy personal de cómo escribe sus libros, las tácticas que utiliza el autor, y que te enseña el placer, no solo de escribir, sino de leer.
Os dejo con un vídeo que nos ha parecido muy emotivo, donde el escritor nos cuenta en tan solo una hora casi todas las vivencias de su juventud, y algunas no tan agradables, que lo llevaron a ser lo que es hoy: el escritor más leído de nuestro país, también el más prolífico, y que ha recibido innumerables premios.
¡Grande, Jordi Sierra!



sábado, 5 de octubre de 2019

Cómo se escriben los números en una obra




La edad de un personaje, ¿ha de escribirse con letras o con cifras? ¿Y las fechas y las horas? ¿Y los ordinales?

Los números cardinales

Cuando escribimos una obra literaria o un texto no técnico, la R.A.E. nos recomienda que escribamos los números cardinales con letras, a no ser que se trate de un número muy complejo. Es decir, se escribirán con letras aquellos números que puedan expresarse en tres palabras o menos:

María tiene cuarenta años, ha escrito cuatro novelas y es profesora. En su clase hay treinta y tres alumnos, a los que les ha dicho un millón de veces que tienen que portarse bien.
Por otro lado, cuando el número a escribir es más largo o complejo, se escribirá con cifras:
María vive en un pueblo de 25 957 habitantes y cobra 1859 euros al mes.
OJO: no sé si os habéis fijado, pero los números del último ejemplo no llevan un punto o una coma separando los millares (25.957 o 1.859). Sé que resulta extraño, pero la nueva normativa de la R.A.E. dice que los números de cuatro cifras NO llevarán separación (1859) y los números de cinco cifras o más NO llevarán ni puntos ni comas, sino una separación (25 957 o 1 343 392).

Siempre con cifras

Hay algunos casos en los que siempre hay que escribir en cifra y no en letra, como el caso de los porcentajes superiores a diez:
El 94 % de los niños ha traído los deberes hechos.
Los porcentajes menores pueden escribirse con letras o con números, según prefiera el escritor, siendo siempre más recomendable para una novela la escritura en letras:
El seis por ciento de los niños no ha traído los deberes.
Otra excepción que se escribe siempre con una cifra es la de los números que van después del sustantivo al que se refieren:
María va por la página 3 del libro y duerme en la habitación 130 del hotel.

Mezcla de cifras y letras

La R.A.E. nos recomienda que, al menos en la escritura de ficción (novela, relato, etc.), procuremos NO mezclar en un mismo enunciado cifras por un lado y números escritos con letra por otro. Es decir, que si tenemos en el mismo párrafo o en dos párrafos próximos un número sencillo y otro complejo, es mejor escribirlo todo con números:
María tiene 40 años, ha escrito 4 novelas y cobra 1859 euros al mes.

Las fechas

Lo normal, incluso para obras literarias, es escribirlas con cifras de la siguiente manera:
“María nació el 28 de octubre de 1975.
OJO: el año va sin punto de separación, como vimos antes que se hacía para la representación de los números de cuatro cifras.

Las horas

En textos literarios, es mejor que procuremos escribir siempre la hora con letras:
María salió del trabajo a las cinco menos diez porque había quedado con Pedro a las cinco y cuarto.

Los ordinales

Por último, me gustaría hacer mención a los ordinales, que en una obra literaria se escribirán siempre con letras:
María vive en un primer piso y está escribiendo su quinta novela.
OJO: recordad que utilizar treceavo, catorceavo, quinceavo, veinteavo… como ordinales es un error. Un treceavo equivale a uno dividido entre trece, y no al lugar número 13. La forma correcta es decimotercero/a o decimotercer/a.

Extraído del blog Literautas