miércoles, 29 de noviembre de 2017

Rectificación de sexo débil en la RAE


La Real Academia ha anunciado hoy, viernes, que revisará en el Diccionario la definición de "sexo débil" como "conjunto de las mujeres". Un portavoz de la RAE ha confirmado a distintos medios de la prensa española, por teléfono, que la modificación se hará en la versión online del Diccionario de la Lengua Española (DLE), prevista para diciembre. Esta información de la RAE coincide con una iniciativa lanzada por una joven de dieciocho  años en la plataforma de Internet Change.org (que ha reunido 73.000 firmas en los últimos días), en la que se criticaba a la institución por permitir "estos machismos".
Sin embargo, desde la RAE se señala que la modificación de "sexo débil" se aprobó en 2015, pero que este tipo de cambios no se hacen públicos, sino que se acumulan hasta que se realiza la revisión del Diccionario, y entonces se anuncian. La actual versión online del Diccionario, la 23ª de 2015, corresponde a la impresa de 2014. Las mismas fuentes de la Real Academia confirman que en ningún caso se plantea "eliminar" la acepción, porque su uso "está documentado" en el uso cotidiano y en publicaciones y libros. "LA RAE no entra en si esa expresión es o no conveniente".    
La actualización del DLE de final de año consistirá en agregar a la entrada de "sexo débil" una "marca de uso" que precisará que se trata de una expresión "con una intención despectiva o discriminatoria". Esta modificación irá en paralelo a la de "sexo fuerte", con su actual acepción "conjunto de los hombres", en la que se incluirá otra marca de uso, con el aviso de que quien dice esas dos palabras, las usa "en sentido irónico".


La campaña en Change (plataforma con 140 millones de usuarios en el mundo, nueve millones en España, según su web) la puso en marcha la joven Sara Flores Romero, el pasado 21 de febrero, con el lema #yonosoyelsexodébil. Flores, nacida en Huelva, ha explicado que comenzó con su propuesta tras ver cómo en la red social Instagram una amiga subía una captura de pantalla de la polémica definición en el Diccionario. "Estaba indignada". Ahora, visto el revuelo, señala: "No pensé que se llegaría a esto". Flores ha contado también que tanto su familia como sus amigos le han manifestado que se sienten "orgullosos" de ella y de que tenga "las ideas tan claras".


viernes, 24 de noviembre de 2017

Presentación Ortografía de la Lengua Española Actualizada (Manuel Senra)

Mesa presentación de la Asociación poética L´Almazara

Ayer, jueves 23 de noviembre, asistí en representación de nuestro sello: Editorial C & M, a la presentación del libro Ortografía de la Lengua Española Actualizada, del escritor y poeta Manuel Senra.
Fue un acto sencillo, muy agradable, donde pudimos entablar conversación con el público asistente sobre las normas ortográficas.

Al inicio del acto, se acercó la directora de la biblioteca de Dos Hermanas, Mª Carmen Gómez Valera, y saludó al escritor haciéndole entrega de un libro de la biblioteca como obsequio. Es un gusto siempre que he ido a esta biblioteca en otros actos, el trato tan amable y exquisito que tiene la directora con los escritores invitados.

De izquierda a derecha, Carlos San José, Mª Carmen Varela, Manuel Senra y Maritxé Abad

Inició la presentación Maritxé Abad, secretaria de la Asociación Poética L´Almazara, una mujer que según me contaron es incombustible; lleva múltiples actos en diversos sitios, y siempre tiene una palabra amable para todos. Una persona que me ha encantado conocerla por la humanidad, la entrega y el amor que tiene por la cultura.
Comenzó con una breve semblanza de la figura del escritor Manuel Senra, haciendo un repaso de su trayectoria literaria, enumerando los libros que publicó en distintas editoriales, y algunos con gran éxito y premios diversos.
A mí me tocó presentar el libro, y al principio quise hacer un breve recorrido de lo que supuso los inicios de la Editorial C & M, y el servicio que ofrecemos tanto para editoriales como para autores, ofreciendo las correcciones ortográficas y maquetaciones de novelas, a un precio exclusivo desde el año 2014.

Referente al libro, se presta a que pueda participar el público que asiste al evento, ya que no se trata de una novela o un libro de poesía, sino de un manual de ortografía (actualizada con las últimas normas de la RAE), y que sirve tanto para profesores, correctores, escritores, amantes de la lectura, ¿y por qué no?, para nuestras conversaciones cotidianas, mejorando nuestro vocabulario, que por cierto, es muy extenso y rico.

De izquierda a derecha: Manuel Senra, Maritxé Abad y algunos asistentes de la Asociación poética

Fue muy amena la presentación, con preguntas que iban surgiendo a lo largo de los comentarios del escritor, ya que el manual sirve para crear interés, mejorar nuestra ortografía y resolver todas las dudas que podamos tener a la hora de afrontar la escritura con garantías de hacer las cosas correctamente.
Nos explicó Manuel Senra que este manual le costó realizarlo casi tres años, documentándose sobre libros de ortografía, semántica, y haciendo una labor ímproba, para regalarnos un libro que resume todos sus conocimientos y lo podamos poner en práctica desde el día en que leemos su obra.


Desde aquí, le deseamos toda la suerte a Manuel Senra en la difusión de su libro, que bien merece la pena. Esperemos que pueda ser presentado en institutos y colegios, porque puede servir de ayuda para todos los chicos en sus comienzos de escritura.
Nosotros, en la editorial, lo tenemos como cabecera para las dudas que tenemos que resolver a la hora de afrontar nuestros trabajos de corrección ortotipográfica.

editorialcmsevilla@gmail.com

domingo, 19 de noviembre de 2017

Qué o Que

En la Ortografía de la lengua española de 2010 hay una larga explicación sobre el uso de qué/que

El qué interrogativo o exclamativo es tónico y se escribe siempre con tilde diacrítica. Lo encontramos en enunciados interrogativos o exclamativos directos, entre los signos de interrogación o exclamación: ¿Qué opinas de esto?; ¡Qué bien dibuja!y en oraciones exclamativas o interrogativas indirectas: Mira qué bien dibuja; No sé qué opinas de esto.
Que no lleva tilde cuando es pronombre relativo: Su hijo, que tenía un año, no paraba de llorar; o conjunción: Me dijo que vendría mañana; ¿Quieres que te acompañe?

Muchas veces, cuando que está escrito tras un signo de interrogación o exclamación, se cae en el error de colocarle una tilde. Pero son palabras átonas que deben escribirse sin tilde: ¿Que tienes prisa?; ¡Que os vaya bien!

El Mundo, 14 de abril de 2013

Esta tilde diacrítica en qué sirve para saber el significado de una oración:
Me contaste qué te llamó (Sé lo que te llamó): tónico (con relieve en la pronunciación).
Me contaste que te llamó (Estoy enterada de que te llamó): átono (sin relieve en la pronunciación).
Si atendemos a cómo se pronuncian, será fácil saber si debemos escribirlo con tilde o no.

Hay un truco para las oraciones interrogativas: que no debe llevar tilde si podemos responder a la pregunta con un sí o un no:  
Pregunta: ¿Qué te ha dicho que comas? (¿Qué alimentos te ha dicho que comas?). Respuesta: Pescado y verdura.
Pregunta: ¿Que te ha dicho que comas? (¿Lo que te ha dicho es que comas?). Respuesta: Sí, porque debo engordar.

lunes, 30 de octubre de 2017

Poemas de tres momentos del día "Mañana, tarde, noche" del escritor Agustín Jiménez Peñas

MAÑANA
He despertado en un quinto piso de la calle Hilarión Eslava,
por supuesto, no estabas tú, ¿cómo podía esperar tanta dicha?.
No estabas tú en el baño, con esa molesta luz,
no estabas tú haciendo el zumo mientras retumba el telediario,
no estabas tú cubriéndome a besos, perdiendo tus manos entre la seda,
no gritabas llamando a mamá
ni estaba yo, cubriendo mi futuro con la almohada.
¿Qué se puede hacer?
Ahí reposan la Biblia y los libros de India,
¿recuerdas cuando los leía con la ilusión y la esperanza?.
Ducho el cuerpo, lo visto y bajo a la calle, es una calle bonita, aunque hayan llegado ya los transportistas.
Camino un poco, luego otro rato y al final, un buen tramo, con paso rápido. Llego a la Cafetería Galaxia, a la desaparecida, entro y pido un café. La primera vez que quedamos, te conté que allí hubo una trama, yo te impresionaba y tú reías.
Salgo de la cafetería. Miro el Arco del Triunfo,
¿recuerdas cuando viajamos a Roma?
¿no, verdad?
Nunca llegamos a ir a Roma.
Bajando por el parque, mi amigo paseaba y yo le hablaba.
Mirábamos el Guadarrama a lo lejos, como los poetas
que llevábamos en el corazón.
Yo me preguntaba si tú te aburrías de tanto hablarte.
Todavía no lo sé y ya han pasado varios y varios años.
Se supone que si las personas siguen quedando y siguen hablando es que están interesados
¿no?
Porque hay personas, tíos, amigos, hermanos que desaparecen de nuestra vida y eso es que no están interesados
¿no?
No es que no puedan, que no quieran, que no sepan, que no estén a la altura del amor o de las emociones o de todas esas cosas,
es que simplemente, no están interesados.
Aquellos tiempos eran bonitos: cuando fuimos a la Rosaleda, locos de juventud y bajamos del coche a oler rosas,
esto es inconcebible en la actualidad, parar el coche a oler rosas,
debe haber algo pecaminoso o siniestro o aciago o raro o políticamente incorrecto porque hoy en día la gente desconfía de los poetas y de los sensibles y de los músicos y muy especialmente porque son los más peligrosos, de los místicos
y nosotros allí olíamos rosas, nuestras primeras rosas de la vida, tras haber ido a comer, para luego volver al coche con el único objetivo de seguir devorando la ciudad porque eso hacíamos entonces, devorar la ciudad.
No hablemos de lo que pasa ahora.
Y no hablemos porque yo al menos soy un privilegiado, soy de los pocos que hoy en día tiene un Espíritu al que aferrarse como un can a su único hueso.
¡Qué tiempos cuando enfrente del Arco del que hablé antes nos topamos con el grupo de chicas!, y sonreímos y bromeamos y no hubo más.
Fue tan bello…¿por qué la suciedad siempre espera más?.
Me detengo en una librería, allí siguen las ideas y la imagen de tú, mi amiga, que compraste para mí el famoso
Adiós a la culpa
¿que por qué tenía culpa?, ¿que si tenía culpa?
Eso ya se pasó. Pero al pasar por aquí, recuerdo tu silencio, recuerdo tu ayuda, las montañas nevadas, los ríos que corretean por el Guadarrama
y veo que vas dentro de mí.
Más o menos a las doce horas tomo un vino. Y lo tiro, nunca tomé vino y nunca me ha gustado
¿por qué lo tomo ahora?
La inconsciencia de aferrarse,
¿sigo pensando que el sabor de un trago de licor me va a devolver instantáneamente a mi familia?


TARDE
En la tarde, solíamos navegar.
Nos gustaba recorrer como bohemios las cafeterías y tomar té,
quizá porque nos recordaba a China.
Al final yo sí que fui a China, ¿te lo dije?
Sí, me casé y fuimos a China.
Callo y tomo el maldito brebaje.
A ese restaurante fui con mi mujer porque un día estuve con ese amigo.
Me encantaba eso de los dragones y los peces de colores.
Me encantaba desde la terraza de Rosales, ver el Templo de Debod, ver el parque, la carretera que estiraba el momento desde aquí a la felicidad, los coches que, pequeños, la recorrían, hasta llegar a las montañas, a los pueblos entrañables sin saber por qué , sin motivo,
como cuando lloré al ver una ópera china.
Todo para mí me recordaba algo entrañable, algo seductor, Egipto, las montañas, la tarde, el mar de la China, algo que sigo sin entender.
Subíamos Ferraz y parábamos en el bar donde se hablaba todo secretamente, allí me presentaste a días de futuro, vino tu novia, y yo por primera vez en la vida
me sentía acompañado. Un joven que ya no está solo.


NOCHE
La noche siempre era la de las miradas fijamente, ¿qué pensarías?, volábamos con el coche a patinar sobre el lago, a bailar en una boda africana, a abrazarnos en un portal de Moncloa, recorríamos la Dehesa de la Villa, hablando y hablando, ¡por fin sentía escuchada toda mi sensibilidad!, y parecía que te gustaba porque callabas…y andabas…callabas y andabas…allí nací al amor doblemente, en la madrugaba me abrazabas y sonreías, sin embargo yo no te sentía, ¿yo?, ¿tú?, ¿de quién era la culpa si es que había alguna?.
La noche más feliz fue en la que te llevé a cenar. Siempre había soñado con llevar al Faro a una chica rubia, de melena lisa, larga, sonriente, de ojos profundos que le gustara mi compañía. Menuda decepción cuando en el Faro desde el que se veía toda la Ciudad Universitaria y la adorada sierra, no se daban cenas, tan sólo gemía, fría y rupturista, una máquina de Coca-colas. No lo superé como nunca superé que nunca llegaras. Que nunca vinieras, que te quedaras en eso, en eso, en una quimera.
Parece que nunca has sido feliz, me dice el camarero y me lo dice con sorna o quizá con desprecio, él que madruga y trabaja tanto mientras que yo sólo hablo de los que se han ido, de los momentos, de las personas.

Sí, eso parece, respondo.

AGUSTÍN JIMÉNEZ PEÑAS

martes, 17 de octubre de 2017

Breve recordatorio de la utilización de las comillas simples





Las comillas simples (‘’) se escriben en la parte alta del renglón y se emplearán después de las comillas angulares («») y las comillas inglesas (“”), esto es, en último lugar:

 «Varinia me dijo: No pongas ese cacharro nunca más».



martes, 10 de octubre de 2017

El trabajo del corrector ortográfico

Un corrector, por supuesto, revisa la ortografía, los signos de puntuación, la gramática de un texto. Pero no termina ahí su tarea. También se encarga de que un texto, además de correcto, sea preciso. Combate las redundancias, las ambigüedades y el abuso de los verbos comodines («decir», «tener», «haber», «poner»…). Comprueba la coherencia tipográfica del texto, el uso de mayúsculas, la ortografía de los nombres de personas y lugares y se asegura de que los términos técnicos estén empleados con propiedad. Propone cambios léxicos cuando la palabra elegida conlleva connotaciones no deseadas y controla el uso inadecuado de cultismos («climatología» por «clima»). Y todo ello lo hace conservando el estilo personal del autor del texto. En pocas palabras: el escritor desarrolla una idea, compone una historia o explica una teoría; el corrector se encarga de que ese mensaje se transmita al lector de forma correcta, clara y eficaz.
Por supuesto, el corrector no es infalible. Aunque suele ser una persona perfeccionista y minuciosa, siempre existe la posibilidad de que se le escape alguna errata. Pero también, más incluso que en otros trabajos, la experiencia juega a su favor, y a lo largo de su carrera va desarrollando un ojo más agudo, algunos trucos de oficio y un insaciable afán de aprender hasta el último día que ejerza su profesión. Este es, de hecho, uno de los mayores encantos de este trabajo: que cada día es diferente y se aprenden cosas nuevas.

Cualidades que reúne un buen corrector de textos

  • No teme al silencio ni a la soledad. De hecho, la elevada concentración que requiere su trabajo a menudo le lleva a aislarse durante el desarrollo de su actividad.
  • Duda de todo, incluso de sí mismo. Es un especialista de la lengua, pero eso no quiere decir que lo sepa todo: un buen corrector se acompaña de diccionarios y obras especializadas y consulta constantemente los recursos virtuales. A menudo comprueba casi cada palabra de una frase.
  • Es una persona curiosa, con cultura general, por supuesto, pero especialmente con muchas ganas de aprender sobre toda clase de materias.
  • Tiene buen oído para buscar la cadencia idónea en el texto.
  • Es paciente: a menudo es un trabajo arduo y algunas erratas pondrán sus nervios a prueba.
  • Es una persona firme para defender la limpieza del texto, pero flexible para entender los intereses particulares de cada autor.
  • Siente un gran amor por la lectura y por la palabra escrita.

sábado, 7 de octubre de 2017

Normas a seguir al escribir diálogos en las novelas

Si el personaje no sigue hablando tras el comentario del narrador

En tal caso, abriremos el comentario con la raya y lo cerraremos con un punto, sin raya de cierre. Veamos los diferentes casos que nos podemos encontrar.

Con verbo dicendi.

Dependerá del elemento que preceda a la raya:
Si es un signo de interrogación, exclamación o puntos suspensivos
Estos signos se escribirán antes de la raya y separados de ella por un espacio.
Manuel, ¿dónde te habías metido? preguntó Ana.
En el resto de casos
No habrá signo entre el último elemento de la intervención del personaje y la raya, aunque sí espacio. 
Su salud es lo único que me importa aseguró su marido. Es decir, que sería incorrecto poner un punto tras importa.

Sin verbo dicendi

A la raya siempre la precederá un signo, sea punto, signo de interrogación o exclamación o bien puntos suspensivos. En este caso, la primera palabra del comentario irá en mayúscula.
    • Tengo miedo a fracasar. Tomó un trago y se levantó—. ¿Qué será de mí? —Un suspiro conmovió a los presentes.

Si el personaje continúa hablando tras el comentario del narrador

Cerraremos el comentario con una raya que irá pegada al elemento que la precede. Igual que antes, veamos las diferentes situaciones que pueden darse:

Con verbo dicendi

Dependerá del elemento que preceda a la raya:
Si se introduce el comentario en medio de una frase del personaje.
El comentario se enmarca entre rayas. La de apertura, separada del elemento que la precede; la de cierre, del posterior.
La vida dijo su madre es como una caja de bombones…
Si debe haber punto, coma, punto y coma o dos puntos tras la frase interrumpida.
El signo irá después de la raya de cierre y pegado a ella. La palabra que lo siga irá en mayúscula si el signo es un punto y en minúscula en el resto de casos.
No sé qué decirte respondió Marcos. Lo veo difícil.
Es muy posible aseguró; sin embargo, espero que no ocurra.
No me parece bien protestó mi hermana, pero lo haré.
Te lo digo en serio dijo con el rostro desencajado: estás en peligro.
Con respecto a los dos puntos, también hay que ponerlos cuando el narrador interrumpe la frase del personaje y luego introduce su continuación. En este caso, la palabra que los siga irá en mayúscula:
¡Vete! gritó antes de añadir: Te lo pido por favor.

Sin verbo dicendi

Casos:
Si se introduce el comentario en medio de una frase del personaje.
Igual que en el caso de los verbos dicendi. El comentario se enmarca entre rayas y separado del enunciado del personaje. ¡Ah! La primera palabra iría en minúscula, tanto la del propio comentario como, por supuesto, la que continúa la frase del personaje, siempre y cuando no esté precedida por ningún signo de puntuación o este sea una coma, punto y coma o dos puntos.
¿Qué vamos a hacer sus ojos se humedecieron sin su apoyo?
No te lo vas a creer buscó algo en su bolsillo, pero lo tengo.
Si el comentario se introduce tras una frase completa del personaje.
En este caso, esa frase se cerrará con un punto, signo de cierre de interrogación o exclamación o puntos suspensivos; la primera palabra del comentario irá en mayúsculas y pondremos punto tras la raya de cierre:
Come tranquila. Miró el reloj. Tenemos tiempo de sobra.
¡Adiós, cariño! Slevantó para abrazarla. Ve con cuidado.
Ojo… Sacó una navaja de su bolsillo. No estoy para bromas.
Como en el caso de los dicendi, si el narrador introduce la siguiente frase del personaje, pondremos dos puntos tras la raya de cierre y la siguiente palabra irá en mayúscula:
—¡Cuidado! —Mamá corrió hacia mí y dijo—: Tú eres tonto, chaval.

¿Y si la intervención del personaje dura varios párrafos?

En este caso, la raya solo aparecería al inicio del primer párrafo. Para indicar el comienzo de los siguientes, utilizaríamos las comillas de seguir (»), que hay que buscar en Word como la raya: InsertarSímbolo-Más símbolos. Buscar en la pestaña que nos aparece por defecto en el cuadro Símbolo.
            Recuerdo que el sol estaba a punto de ponerse. Sin embargo, yo cada vez tenía más y más calor…
            »Creo que fue entonces cuando me caí. Estaba borracho como una cuba. Cuando me desperté…
            »…

Extraído del blog del escritor Teo Palacios

lunes, 17 de julio de 2017

Idos /Iros


Arturo Pérez-Reverte lo avanzó en Twitter: «La RAE acaba de aceptar iros, tras mucho debate, pues nadie decía idos o íos. Ya se puede usar sin complejos. Será oficial en otoño». Después, matizaba: «Lo correcto sigue siendo 'idos'. Pero se registrará 'iros' como uso habitual». No es extraño que fuese el autor de «El capitán Alatriste» el primero en comunicar esta novedad, pues se trata de una propuesta personal suya, tal y como ha explicado el académico Félix de Azúa. «La idea fue de él, siempre el más combativo. Decía que absolutamente nadie escribiría 'idos a la mierda', sino 'iros a la mierda'. Ese fue un argumento de peso que hizo que la totalidad de los académicos aceptáramos la medida», ironizó el intelectual, que luego subrayó que la Academia solo «acepta usos y no los impone».
El director de la RAE, Darío Villanueva, ha explicado que este es el resultado de un debate «que ha durado años» y que «era una insistencia razonada de los escritores, que se sentían forzados a la hora de escribir el imperativo 'idos'». Sin embargo, no ha tardado en destacar que este es un caso excepcional y que en ningún momento afecta a la gramática, que no admite «corrupciones del idioma». «Esto no significa que la Academia vaya a cambiar la gramática de los imperativos. No. Hay verbos regulares y verbos irregulares, que son los que tienen una ruptura del sistema que se podría esperar. En el caso de 'iros' la Academia ha reconocido una irregularidad que transforma la naturaleza del verbo». En otras palabras: se sigue prefiriendo «marchaos» a «marcharos» y «callaos» a «callaros».


El escritor y académico Luis Mateo Díez se ha manifestado a favor de esta opinión. «La lengua es de la calle. Lo que no hay que hacer es maltratarla. Yo creo que 'iros' lo dicen casi todos, la decisión de aceptarlo venía de atrás». La también escritora y académica Soledad Puértolas ha secundado las palabras de Díez, añadiendo: «Una cosa es la simplificación y otra la naturalidad. Es importante sentirse cómodos con el lenguaje».

jueves, 22 de junio de 2017

Signos ortográficos

Aunque en español existe un gran número de reglas de puntuación, aquí solo vamos a estudiar las más básicas y generales. 
1. El punto.
a. El punto y seguido: termina una frase con sentido completo y separa enunciados que integran un párrafo. Después de un punto y seguido se continúa escribiendo en la misma línea.
b. El punto y aparte: separa dos párrafos distintos. Después de un punto y aparte, se escribe en una línea distinta. La primera línea del nuevo párrafo debe tener un margen mayor que el resto de las líneas que lo componen.
c. El punto final: es el que cierra un texto.
Ej.: El mar estaba embravecido aquel día. (punto y seguido) Los barcos bailaban sobre el agua sorteando las olas con dificultad. (punto y aparte).
Miguel, sentado en el muelle, esperaba el regreso de su padre. (punto y seguido) Atisbaba el horizonte buscando ansioso su barco con la mirada. (punto final).
  
2. La coma ,
a. Separa las partes de una enumeración o serie dentro de una oración; incluidos miembros gramaticalmente equivalentes dentro de un mismo enunciado, a excepción de los casos en los que medie alguna de las conjunciones y, e, ni, o, u (solo se pondrá coma delante de estas conjunciones para evitar confusiones):
Ej.: Vimos elefantes, leones, tigres, jirafas…
Están ocupadas las habitaciones número 28, 55, 134 y 572.
Estaba preocupado por su familia, por su trabajo, por su salud.
Corre las cortinas, cierra las ventanas, apaga las luces y echa la llave. 

b. Cuando se cambia el orden regular de las partes de una oración, anteponiendo elementos que suelen ir pospuestos, se coloca una coma después del bloque anticipado:
Ej.: Te compraré el caramelo si me dices la verdad. (Orden regular, no escribimos coma)
Si me dices la verdad, te compraré el caramelo. (Se antepone la condicional, escribimos coma)
Escríbenos una carta cuando llegues. (Orden regular, no escribimos coma)
Cuando llegues, escríbenos una carta. (Se antepone la temporal, escribimos coma)

c. Separa los incisos, las explicaciones que pueden aparecer en una oración:
Ej.: Llegó Luis, el novio de Mónica, y nos invitó a todos a cenar. 
Cervantes, quien es un gran escritor español, vivió en Valladolid.
Tiene solo quince años, es decir, aún no es mayor de edad.

d. Para indicar la omisión de un verbo:
Ej.: Juan Manuel ha comprado la casa; Marta, los muebles.
Joaquín es policía nacional; Ana, graduada social.

3. El punto y coma ;
a. Separa los elementos de una enumeración cuando se trata de expresiones complejas que incluyen comas o son demasiado extensos:
Ej.: La chaqueta es azul; los pantalones, grises; la camisa, blanca; el abrigo, negro.

b. Separa oraciones no unidas por preposiciones cuando en ellas se ha empleado la coma (también se podría optar por el punto y seguido):
Ej.: La situación económica de la empresa, agravada en los últimos tiempos, era preocupante; se imponía una acción rápida y contundente si se deseaba salvar los puestos de trabajo.

4. Los dos puntos :
a. Preceden a una enumeración:
Ej.: Tres son las provincias de Aragón: Huesca, Zaragoza y Teruel.

b. Preceden a las citas textuales:
Ej.: Las palabras del médico fueron: “Reposo y una alimentación equilibrada”.

c. Detrás de las fórmulas de saludo en las cartas y documentos. La palabra que sigue a los dos puntos se escribe con mayúscula y en un renglón aparte:
Ej.: Querido amigo:
Te escribo para…

d. Antes de la frase en la que se recogen las conclusiones, causas, consecuencias, etc., o se resume lo expuesto con anterioridad:
Ej.: Suspendieron todos los preparativos, anularon las invitaciones, se lo comunicaron a sus padres y a los amigos más cercanos: no se casarían ese año.

5. Los puntos suspensivos …
a. Al final de enumeraciones o enunciados incompletos:
Ej.: Puedes hacer lo que te apetezca: leer, ver la t elevisión, escuchar música…
Fue todo muy desagradable… No quiero seguir hablando de ello

b. Para expresar duda, temor, emoción, etc.:
Ej.: Iré, no iré… Debo decidirme pronto.

c. Se usan entre corchetes para indicar la omisión de parte de un texto copiado literalmente:
Ej.: Al salir el marido le dijo la falsa mujer a la buena esposa que, […], buscaría a algún hombre que supiera hacer algún encantamiento con que su marido perdiera la mala voluntad que le estaba mostrando.

6. Los signos de interrogación ¿ ? y exclamación ¡ !
Notad que en español hay dos, uno que inicia la frase (¡ ¿) y otro que la cierra (! ?):
Ej.: ¿Comiste ayer en casa?
¡Qué magnífica pintura!
Si no responde al teléfono, ¿qué hacemos?
Estos signos pueden aparecer seguidos por coma, punto y coma o puntos suspensivos, pero nunca de punto y deben colocarse donde empiece la exclamación o la pregunta:
Ej.: Pero tú, ¿cuántos años tienes tú?

7. Los paréntesis ( )
a. Introducen aclaraciones:
Ej.: El abuelo de Alberto (en su juventud fue un brillante cirujano) parecía una estatua sentado en aquel sillón.
El año de su nacimiento (1616) es el mismo en el que murió Cervantes.

8. Los corchetes [ ]
a. Enmarcan los incisos dentro de un período que ya va entre paréntesis:
Ej.: Una de las últimas novelas que publicó Benito Pérez Galdós (algunos estudiosos consideran su obra Fortunata y Jacinta [1886-87] la mejor novela española del siglo XIX) fue El caballero encantado (1909).

b. Enmarcan los puntos suspensivos para indicar la omisión de parte de un texto copiado literalmente.
Ej.: Le sonreí para decírselo; pero después pensé que él no pudo ver mi sonrisa […] por lo negra que estaba la noche.

9. La raya —
a. Introduce aclaraciones (como el paréntesis):
Ej.: Esperaba a Emilio —un gran amigo—. Lamentablemente, no vino.

b. Señala cada una de las intervenciones en un diálogo:
Ej.: —¿Deberíamos hablar con él? —preguntó Juan—. Es el único que no lo sabe.
—Sí —respondió la secretaria—, pero no podemos decirle toda la verdad.

10. El guion –
a. Se utiliza cuando es necesario hacer divisiones dentro de una palabra o para unir dos números y no se escribe entre espacios en blanco:
Ej.: luso-japonés, teórico-práctico 
1936-37, 1567-1572

11. Las comillas “ ” « »
a. Para reproducir citas textuales:
Ej.: Sus palabras fueron: “Por favor, el pasaporte”.

b. Para citar títulos de artículos, poemas, cuadros, lugares…
Ej.: Nos leyó en voz alta el poema “Romance sonámbulo” de García Lorca.

12. La diéresis ¨
a. Se sitúa sobre la vocal u en las combinaciones gue y gui para indicar que la vocal debe pronunciarse:
Ej.: cigüeña, pingüino

b. Se sitúa sobre la primera vocal de un diptongo en textos poéticos para indicar que tal diptongo no existe y que el verso cuenta con una sílaba más:
Ej.: El dulce murmurar deste rüido

13. El asterisco *
a. Como signo de llamada de nota al margen o a pie de página dentro de un texto; en ocasiones puede aparecer encerrado entre paréntesis:
Ej.: La novela fue escrita por García Márquez* un año antes de que se le concediera el Nobel de Literatura.