miércoles, 28 de abril de 2021

LOS ANGLICISMOS NOS INVADEN

 



La tradición atribuye al emperador Carlos V la frase «le hablo en español a Dios, italiano a las mujeres, francés a los hombres, y alemán a mi caballo». Si en vez de en el siglo XVI, el Emperador viviese hoy, no hay duda de que habría añadido que le hablaba en inglés a su ordenador, a los empresarios y a sus seguidores en las redes sociales.

Los negocios, la tecnología y los medios de comunicación son los tres pilares que determinan la realidad de un mundo global y, muy especialmente, la forma en la que lo pensamos. El inglés es, actualmente, el idioma en el que se piensan y expresan las ideas que rigen el mundo de los negocios y de las finanzas; el de la ciencia y el de la tecnología; y, sobre todo, el de los medios de comunicación y las redes sociales. O sea, de todo.

Es tal el abuso de anglicismos innecesarios que Mario Draghi, quien fuera presidente del Banco Central Europeo y en la actualidad primer ministro de Italia, hace unos días se interrumpió a sí mismo durante una rueda de prensa para reflexionar en voz alta: «Chissà perché dobbiamo sempre usare tutte queste parole inglesi» (Me pregunto porqué siempre tenemos que usar todas estas palabras en inglés).

¿A qué llamamos anglicismos innecesarios?

Los lingüistas coinciden en que los neologismos se adoptan por tres razones principales: por prestigio, por ignorancia o por vacío semántico. Es decir, tomamos expresiones de otros idiomas por aparentar, por desconocimiento de que exista una palabra en español, o para referirnos a algo nuevo, sea incorporando directamente el término (softwaretsunami) o adaptando su fonética a la grafía castellana (tuit, guasap).

De acuerdo con esto, los especialistas denominan ‘extranjerismos innecesarios’ a las voces que provienen de otros idiomas con un significado idéntico a la palabra castellana: email/correo, bullying/acoso, streaming/directo, meeting/reunión, online/a distancia, ranking/clasificación, podcast/audio, followers/seguidores, link/enlace y un infinito etcétera.

La presencia de anglicismos innecesarios en algunos casos puede achacarse a la pretenciosidad, como en newsletter/boletín, o a la ignorancia, como ocurre con el término flashback, que significa exactamente lo mismo que analepsis. Sin embargo, considero que es necesario darle una vuelta porque, como científico social, me resulta difícil afirmar que todos los que usan estos anglicismos innecesarios sean unos ignorantes o tengan afectada su autoestima.

Aunque los préstamos lingüísticos son parte consustancial a cualquier idioma, su empleo no lo es en absoluto. Es decir, cuando elegimos una palabra frente a otra lo hacemos condicionados por el registro lingüístico que dominamos, por el interlocutor al que nos dirigimos, por los factores socioculturales e ideológicos que nos definen y con los que nos identificamos, y en función del momento y el lugar en el que hablamos.

La extensión del uso de esta clase de palabras, que además son más difíciles de escribir y de pronunciar, siempre ha interesado a la sociolingüística. Esta es una disciplina que estudia el comportamiento lingüístico de los hablantes en relación con el contexto y con los factores sociales, culturales y políticos que enmarcan el acto locutivo.

Ahora que el lenguaje políticamente correcto e inclusivo tienta los límites de la gramática, ¿por qué no existe tanto reparo al uso de los extranjerismos innecesarios?

¿Por qué se utilizan tanto?

La respuesta corta sería: porque estamos en un mundo global. Sin embargo, todo resulta un poquito más complejo. Para responder debemos ampliar el foco y apartarnos de ese intelectualismo que explica el fenómeno reduciéndolo al esnobismo o a la ignorancia.

Los principios de la filosofía del lenguaje y los trabajos de Pierre Bourdieu sobre el poder simbólico demuestran que las palabras que empleamos están relacionadas con la aceptación ideológica de un determinado modo de pensar, hablar y estar en el mundo. De ahí que optar por unas formas lingüísticas y no por otras sirva para reproducir un determinado orden de palabras y cosas o, al contrario, para modificarlo. Este es el principio que fundamenta el lenguaje inclusivo.

Quizás la característica más distintiva de nuestro mundo global es que las diferencias entre el aquí y el allí han desaparecido. Gracias a la tecnología, podemos hablar, jugar o tener sexo con alguien que esté en las antípodas como si estuviera a nuestra vera. Esta constricción del espacio-tiempo encontró su máxima expresión durante el Confinamiento.

Desde hace décadas asistimos al proceso de disolución de unas identidades nacionales en las que el territorio y la lengua eran los principales factores de cohesión; paralelamente surgen nuevas identidades colectivas.

Estas nuevas identidades, sea en torno a la reivindicación del no-binarismo o de un deporte electrónico, no necesitan ninguno de esos dos elementos. Los anclajes de estas nuevas identidades no tienen ninguna relación con las fronteras de un territorio, ni con el vocabulario que servía para designarlo. De ahí que el uso de extranjerismos no se perciba como una pérdida de identidad. Más bien al contrario: pueden ser la argamasa que forja una nueva identidad colectiva.

Este es el contexto ideológico en el que los anglicismos encuentran su sentido y, por tanto, dejan de ser percibidos como innecesarios por los que los usan.

Otra manifestación del globalismo

Sin embargo, y esta es la otra cara, no podemos olvidar que el uso de anglicismos tan absolutamente prescindibles como masterclass/clase magistral o timing/calendario-plazos, altera la connotación que los términos en español sí recogen. Hace unos días, un minirreportaje describía la precariedad que ocultan términos como job-hopping, co-living, call-center o riders que, al decirlos en inglés, adquieren distinción y elegancia. Asimismo, al utilizar crowdfunding en vez de ‘financiación colectiva’, se difumina la potencia transformadora que connota lo colectivo; del mismo modo, al hablar de fake-news parecería que nos referimos a una categoría nueva y no a lo que son y han sido siempre: simple y llanamente mentiras.

Los anglicismos innecesarios son el léxico de esa nueva identidad global que encuentra su epítome solidario en el traslado de los domicilios fiscales de jóvenes youtuberos o en la propuesta espectacular de una superliga europea.

Desde este planteamiento, el uso de anglicismos innecesarios es otra manifestación del globalismo, entendido como esa ideología cuyo objetivo último es fracturar las cohesiones tradicionales –léase, solidaridades– y encumbrar al individuo como institución. Poco a poco, el uso de estas palabras ajenas van definiendo una realidad aséptica y distinguida. Conforman un nuevo imaginario social desposeído de las connotaciones históricas (sociales, culturales, políticas y económicas) que sí tienen las palabras en español porque están ancladas en la memoria compartida de sus hablantes. Por tanto, lo que subyace al uso de estos anglicismos innecesarios no es algo tan baladí como dirimir entre ignorancia o pedantería, sino que tiene un fortísimo componente ideológico. Quiéralo o no el que los utiliza.


Extraído del The Conversation

miércoles, 21 de abril de 2021

TRABAJOS REALIZADOS EN EDITORIAL C&M


 

Estos son los números que nos avalan en nuestra editorial. Empezamos nuestro sueño de crear un sello editorial en el año 2007 y publicamos unos 20 títulos iniciales en los dos primeros años seleccionando mucho los manuscritos que nos llegaban (y eran bastantes, casi 30 al mes), pero siempre nos hemos destacado en tener un departamento de valoración para publicar solo obras de calidad, y corregir todos nuestros libros (algo, por otra parte, que debería ser obligatorio en todas las editoriales). 

Y también iniciamos, a su vez, colaboraciones con otras editoriales y autores para la corrección de sus obras, maquetaciones y diseños de portada. Estos servicios aumentaron y logramos trabajar con más de 30 sellos en España.

Esas cantidades que aparecen son los servicios de edición que hemos realizado hasta la fecha:

Maquetaciones: 1342

Correcciones ortotipográficas: 1100

Diseños de cubiertas: 826

Y, además de seguir trabajando con editoriales y autores, también continuamos publicando en nuestro sello, por lo que está abierto el envío de manuscritos para su valoración.

No dude en consultarnos. 

info@editorialcm.com

lunes, 19 de abril de 2021

EN UN LUGAR DE LA MANCHA...

 



«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme»... Así comienza la aventura de Don Quijote de la Mancha, narrada por el famoso autor Miguel de Cervantes a principios del siglo XVII. No son pocas las personas que desde el momento en el que se publicó la obra han intentado incesantemente reclamar como propio el descubrimiento del lugar que Cervantes quería olvidar. Sin embargo, han sido el valenciano Álvaro Anguix y el manchego Francisco José Valera los que han llegado al final del camino; el pueblo es Munera.

A lo largo de su ensayo 'Un lugar de la Mancha. La patria de Don Quijote al descubierto' ambos comparten su exhaustiva investigación, con la que prueban la presencia de esta localidad en el relato. Fue Francisco el que en un principio tuvo la inspiración para ver algo que no está a la vista de todo el mundo, o lo que él denomina «el instinto para ver una voz camuflada dentro de la polifonía del Quijote». Ahora, 20 años después, ambos han logrado completar la investigación que prueba la presencia de Munera a lo largo del relato mediante jeroglíficos, expresiones metafóricas y localizaciones descritas en la historia.

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Uno de los principales motivos es el nombre del pueblo: Munera. Significa deuda, y los investigadores lo ligan a la deuda que arrastra Cervantes a lo largo de toda su vida. En la batalla de Lepanto, el escritor fue capturado, y para liberarlo se tuvo que pagar una cierta cantidad, que lo endeudó de por vida y de la que no hay constancia de que pudiera ser saldada. Según los investigadores, este hecho justificaría los intentos del autor de olvidar el pueblo. Además, en la historia existe la contradicción de que Don Quijote esta libre de deudas como tal, pero aun así es como si cargara con alguna.

«Tuve el instinto para ver una voz camuflada dentro de la polifonía de El Quijote», afirma Francisco José. La investigación considera de gran importancia la presencia de jeroglíficos en la obra.

Además, en el ensayo se considera de vital importancia un factor clave, que parece de película: el jeroglífico presente en la obra original. El autor juega con las letras capitulares de la primera página en las que ya nos indica el nombre del pueblo. Por si fuera poco, en uno de los poemas de los preliminares de la obra Cervantes alerta de la treta con versos cortados en los que entre otras, falta la sílaba 'ra'. Un juego de palabras con el que el autor clásico reta a descubrir el nombre.

Tanto Francisco como Álvaro afirman que hay muchos motivos para pensar que el estudio que han realizado es pionero y verídico. Ha sido tratado de forma multidisciplinar, mezcla categorías como la geográfica o la literal, entre otras, y realiza un análisis de varias ediciones del Quijote. Los autores han trabajado hasta con la primera edición de la biblioteca nacional. También, una de las valiosas herramientas de las que han hecho uso es un reconocido software libre valenciano, del que Álvaro se ha mostrado orgulloso al finalizar el trabajo.

Extraído del diario Las Provincias

viernes, 16 de abril de 2021

¿Tiene que tener?

 



En alguna ocasión me hice esta pregunta, y es que no es raro escuchar oraciones tales como “El aspirante tiene que tener todos los requisitos para el puesto”, o “¿Cuánto tiene que tener de presión un aire acondicionado?” o “¿Qué tiene que tener un hombre para considerarse bueno?”.

“Tiene que tener” es una construcción llamada perífrasis verbal. Este fenómeno lingüístico implica una agrupación verbal que funciona como un solo núcleo oracional. Algunos gramáticos prefieren la denominación “frases verbales” (Gili Gaya 1994:106).

Por regla general, las perífrasis verbales constan de un verbo en forma personal (o conjugado) que funciona como auxiliar y un verbo auxiliado o principal (infinitivo, participio o gerundio). Citemos la siguiente oración: “Vamos a comer temprano”. En toda perífrasis, y, específicamente en este caso, el primer verbo (o auxiliar) “vamos” es un verbo conjugado que ha perdido su contenido semántico porque ya no significa “moverse de un lugar hacia otro”. El segundo verbo (o auxiliado) “comer” es una forma no personal (un infinitivo) que aporta el significado. Normalmente, la unión entre los dos verbos es indirecta porque aparece entre ellos una preposición o una conjunción, como en los ejemplos citados. En las perífrasis con más de dos verbos solo el primero de ellos aparece en forma personal, los demás y el auxiliado, en forma no personal: “No me importa volver a perder”, “Podía comenzar a gritar”.

Pero ¿qué concurrencias verbales no son consideradas perífrasis? No hay perífrasis cuando la forma personal mantiene su significado pleno: En “Llevo prendido un clavel en la solapa de mi camisa” no hay perífrasis (en adelante NP), frente a “Llevo perdidos tres mil dólares”; cuando la forma no personal puede sustituirse por otra función gramatical (sustantivo, adjetivo o adverbio): “Quiero bailar” (NP) por “Quiero un baile”, “Está animado” (NP) por “Está animoso” o “Vivo cantando” (NP) por “Vivo alegremente”.

Al respecto y sobre la secuencia “Tienen que estudiar” Gómez Torrego y Alarcos Llorach aseguran que se trata de una perífrasis.

La secuencia verbal “Tiene que tener” no representa mayores comentarios de parte de los gramáticos de la lengua, sin embargo en la clasificación semántica es una perífrasis modal cuyo valor esencial es el de obligación o mandato, por lo que puede ser equiparable a las perífrasis “Deber + infinitivo” (“Deben venir temprano hoy”), “Haber de + infinitivo” (“Hemos de buscar una solución”), “Haber que + infinitivo” (“Hay que tener la tranquilidad necesaria”).

La perífrasis “tiene que tener” puede sugerir al hablante cierta repetición de palabras dentro de una misma frase que genere cacofonía o disonancia, es decir, “una inarmónica combinación de los elementos acústicos de la palabra” (DRAE, 2001), sin embargo su uso es correcto. Digamos que es una construcción especial pues el verbo auxiliar y el auxiliado comparten el mismo lexema o raíz “tengo que tener”, “tenemos que tener” y “tiene que tener”. En todo caso, en una misma cadena hablada evitemos otras palabras cuyos lexemas (raíces) sean similares como “Te dijeron que en verano tienes que tener tiempos de total relax”; que generan cacofonía y, en estos casos, utilicemos perífrasis del tipo “Deber + infinitivo”, “Haber de + infinitivo” o “Haber que + infinitivo”.


                                                                                                                                            Fabiola Bereche

Extraído del blog Castellano actual

viernes, 9 de abril de 2021

PASOS PARA PROMOCIONAR UN LIBRO

 



1º Exhaustiva corrección y evaluación de la obra, a ser posible por un profesional

Debemos estar seguros de que nuestro manuscrito será de interés para los lectores y tener confianza en que nuestra historia tiene nivel literario en todos los sentidos.

2º Portada adecuada

Original y diseñada por un buen portadista, a no ser que se nos dé muy bien esto del diseño. La portada es el primer flash que recibe el consumidor de libros, debe representar eso que busca, que normalmente es una historia que le sorprenda independientemente del género. La imagen debe captar su atención y resultarle distinta a todas las anteriores. Si le gusta la portada, leerá la sinopsis.

3º Sinopsis con gancho

Que se ajuste al contenido y, muy, muy importante, sin erratas y que ya demuestre nuestra buena narrativa. La sinopsis es una pequeña muestra, un avance del contenido de la obra a través del cual el lector decide si adquirirla o no, debemos mostrar en ella toda su excelencia. Si la novela es buena, la sinopsis debe ser mejor.

Logline o versión abreviada de la sinopsis

Unas 35 palabras que describan la historia y que nos serán muy útiles para responder con precisión y rapidez a la eterna pregunta: ¿De qué va tu libro? Además de que nos servirá como frase eslogan.

5º Actualizar nuestra página web

Hoy día la página web de autor es imprescindible para los escritores, en ella debe estar toda la información de nuestra carrera de una forma ordenada e intuitiva, porque es donde acudirán todos los que tengan interés por conocer nuestro trabajo, ya sean editores, medios de comunicación o lectores.

6º Actualizar nuestra biografía en todas las páginas que tengamos en las redes

Todo medio de comunicación, bloguero o lector debe encontrar la información correcta y actualizada en cualquier parte, porque es en nuestras páginas donde copian los datos que necesitan para entrevistas y artículos.

7º Nota de prensa o email marketing

Bien dirigidos, dependiendo de si es para medios de comunicación, para lectores o para blogueros. En esta información encontrarán un saludo adecuado, portada, sinopsis, enlaces de interés y pequeña biografía. Todo sin extendernos más de lo necesario. Cuanto más directo y sencillo sea el comunicado más fácil será que no termine en la papelera.

8º Lectura conjunta

Regalando a los participantes el ejemplar, al menos en digital, lógicamente con un cheque regalo, no es bueno ir enviando a todo el mundo el manuscrito en Word o Pdf por aquello de la piratería, además de ser algo cutre. Creo que es importante esta pequeña inversión, todavía nadie conoce la obra y estos lectores se ofrecen altruistamente a valorarla, qué menos que evitarles gastos.

9º Elaboración de banners de promoción

Para Facebook, Twitter, Instagram, LinkedIn… Si no sabemos, los encargamos, cuantos más tengamos y más distintos entre sí, más fácil será promocionar sin cansar.

10º Elección de textos gancho de la historia para las publicaciones

11º Elaboración de tuits

Con inteligencia y originalidad, a los que acompañaremos con los banners. Yo aconsejo tener una buena lista.

12º Hacer un booktrailer

Si no sabemos, lo encargaremos a un entendido. Mejor nada que un vídeo casero que desmerezca nuestra obra.

12+1º Organizar un sorteo atrayente entre los lectores

Si es posible, no solo de nuestros libros, sino que también incluiremos algún otro objeto con la portada o los personajes, como tazas, camisetas, marcapáginas…

14º Abandonar cualquier otra tarea durante varias semanas

La promoción inicial requiere nuestra concentración y dedicación. Es un tiempo fundamental para el lanzamiento, en el que están incluidos esos primeros lectores que dejan sus impresiones en las redes y a los que nos debemos en cuerpo y alma y hay que atender. Promocionar una hora al día colocando el enlace y la portada en todos los grupos de Facebook es una tarea inútil que se puede volver en nuestra contra. Sí, es bueno avisar a estos grupos aficionados a la lectura, pero no todos los días con la misma cantinela y a la misma hora.

15º Prestarse con generosidad a entrevistas en blogs, webs, prensa o radio

16º Encuentro con lectores

Si estamos seguros de tener un buen grupo de lectores que nos acompañen, hacer una presentación, yo aconsejo solo una, en Madrid o alguna otra ciudad donde sepamos que tendremos una audiencia mínima e interesada. No encuentro qué sentido tiene presentar por media España el mismo libro a los mismos amigos y familiares, a los que comprometemos para no estar solos y que a veces vuelven a comprarnos la obra porque les da pena que no hayamos vendido nada.

Debemos intentar que nuestra aparición pública se convierta más en un encuentro literario, donde se genere debate entre los participantes y se ofrezca a los lectores algo más que un presentador hablando de las maravillosas bondades de nuestra obra para que el acto termine convirtiéndose en un quiosquillo de ventas.

Hay mil maneras de hacer que ese tiempo resulte un grato recuerdo para todos: una buena proyección sobre el tema del libro, un intérprete que amenice el momento con música, tener algún detalle con los lectores, como regalarles algo, dependiendo de nuestro bolsillo… A mi entender, más que incitar a comprar deberíamos aprovechar para homenajear a los que nos leen y darles voz.

Las presentaciones tradicionales se están quedando obsoletas, algo lógico teniendo en cuenta que hoy día hablamos con los lectores constantemente y consiguen nuestros libros online sin ningún problema incluso antes que nosotros.

Últimamente leo en las redes cómo los autores les piden a sus lectores que no compren el libro hasta el día de la presentación, como si no vender en ese evento fuera un fracaso. ¿Qué pasa con los que prefieren el digital o los que ya lo compraron? ¿Tienen que buscar los quince euros de rigor (o más, según precio del ejemplar) para comprar el libro en papel como si fuera la entrada al acto? A mí me parece que cuantos más asistentes hayan leído la historia, mucho mejor, más interesante y participativo será el encuentro.

17º Optimizar los contenidos de nuestras páginas para SEO

Esto no sé muy bien lo que es, pero sí sé que es muy importante para que nuestro nombre y nuestros libros estén bien posicionados en los buscadores y nos encuentren en las redes con facilidad. En mi caso, he contratado a una persona para esta complicadísima tarea.

18º Algo de suerte


Extraído del blog Mercedes Pinto Maldonado

martes, 6 de abril de 2021

REPETICIONES PALABRAS

 


Para decidir si hay que utilizar coma cuando se repite una palabra, hay que diferenciar dos casos:

a) Cuando la repetición se debe a que nos van a explicar algo sobre esa misma palabra

En este primer caso es obligatoria la coma. Se trata de estructuras como esta:

(1) Genaro regaló a su hijo un tambor, tambor que acabó estrellado contra la pared.

La coma está ahí para marcar que lo que viene después de la primera aparición de tambor es una explicación sobre esta palabra. Si eliminamos lo que viene después de la coma, el sentido de la oración principal no se altera:

(2) Genaro regaló a su hijo un tambor.

No debemos sustituir la coma de ejemplos como (1) por un punto porque entonces destruimos la estructura oracional y desorientamos al lector.

b) Cuando la palabra se repite para insistir

Aquí ya la cosa cambia: no se utiliza coma. Esta es una forma típica del español para añadir énfasis a una palabra (3) o incluso para insistir en la autenticidad de algo frente a imitaciones o sucedáneos (4):

(3) Tu hijo es que es bruto bruto.

(4) Se ha comprado una chaqueta de cuero cuero.

O sea, en el primer caso, obligatoriamente con coma y en el segundo, obligatoriamente sin ella.



Extraído del Blog de Lengua

viernes, 2 de abril de 2021

REDUNDANCIAS QUE SE PUEDEN EVITAR

 


El español es un idioma muy redundante. Todas las lenguas lo son, en menor o mayor medida; sin embargo, no todas las redundancias son incorrectas.

La redundancia es el uso innecesario de una o más palabras que se añaden a una oración con la idea de hacerla más clara, pero no aporta expresividad ni añade nada nuevo al significado de la frase. En resumen: se repite de forma distinta lo ya dicho. La redundancia no cumple ninguna función; por eso su uso no está justificado. Son censurables y deben evitarse. Ejemplos:

El Mundo, 19 de octubre de 2012
Años de edad. Una de las acepciones de año es ‘edad, tiempo vivido’.
Persona humana. Una persona es un individuo de la especie humana’.
Prever con antelación. Prever es ‘ver con anticipación’.
Mendrugo de pan. Un mendrugo es un pedazo de pan duro o desechado’.
Volver a insistir: Insistir significa ‘repetir o hacer hincapié en algo’.
Losa de piedra. Una losa es una ‘piedra llana’.
Añadir/agregar despuésNo se puede añadir/agregar antes.
Progresar positivamente. Progresar implica positividad; significa ‘avanzar, mejorar, hacer adelantos en determinada materia’.
Pequeña casita. El sufijo –ita tiene valor diminutivo. 
Nexo de unión. Nexo equivale a unión, lazo, nudo.


Magazine (El Mundo), 28 de octubre de 2012



Un pleonasmo también es la repetición de términos innecesarios, pero se considera correcto porque se usa como recurso expresivo con la intención de dar más fuerza, viveza o espontaneidad a la expresión. José Martínez de Sousa nos ofrece estos ejemplos de pleonasmos admisibles:

Subir arribabajar abajosalir fuera (o afuera), entrar dentro (o adentro), volar por los aires, caer escaleras abajo, subir hacia el cielo, verlo con los propios ojos, a nosotros nos gustaría, nunca jamás. Ya sabemos que el acto de subir, por propia definición, solo puede ser hacia arriba, como bajar es para abajo, entrar es dentro (entrar fuera sería un disparate), se ve con los propios ojos (no con los de un amigo que nos los ha prestado), nos gustaría nunca jamás, según el caso. Sin embargo, en todos esos ejemplos la redundancia, más o menos transparente, es necesaria para que el lenguaje no pierda fuerza y vigor.


Magazine (El Mundo), 14 de octubre de 2012


En muchos casos, la expresión ejemplo a seguir es evitable, ya que a seguir no aporta nada nuevo, pues un ejemplo se propone para que se imite y siga. Cuando queremos decir que el ejemplo se debe evitar, podemos decir mal o pésimo ejemplo.



Ciertos autores consideran correctas algunas redundancias que otros condenan. Esto se debe a que la frontera entre pleonasmo y redundancia a veces es difusa. De hecho, algunos estudiosos del lenguaje, como el sabio maestro Martínez de Sousa, no establecen diferencias entre redundancia y pleonasmo.



Extraído del blog Con propósito en enmienda