sábado, 27 de junio de 2020

Se ven los fallos y no los aciertos



Un día, un profesor, escribió la tabla de multiplicar en la pizarra:

9 x 1 = 9
9 x 2= 18
9 x 3 = 27
9 x 4 = 36
9 x 5 = 45
9 x 6 = 54
9 x 7 = 63
9 x 8 = 72
9 x 9 = 81
9 x 10 = 91

En la clase se hicieron muchas burlas porque el profesor se había equivocado en la última multiplicación.

-Ha puesto 91, ja, ja, cuando es 90. ¡Vaya fallo! -Se escuchó decir a algunos alumnos.
Entonces, el profesor esperó a que todos se callaran para decirles:

-Así es como eres visto en el mundo. Yo me equivoqué a propósito para mostrarles cómo las personas se comportan ante un error tuyo. ¡Ninguno de ustedes me felicitó por haber acertado en nueve ocasiones! Ninguno que te haya visto haciendo lo correcto, te elogió por eso. Pero todas las personas te ridiculizaron, blasfemaron, humillaron y se burlaron de ti porque te equivocaste una sola vez. ¡Así es la vida! Debemos aprender a valorar a las personas por "sus aciertos". Hay personas que hacen lo correcto mucho más de lo que se equivocan y acaban siendo juzgadas por un solo error, y no son valoradas por los otros nueve aciertos... Esto sirve para todos nosotros. Más elogios y menos críticas. Más amor y cariño y menos odio y crueldad. Aprendamos a valorarnos unos a otros, en vez de destruirnos.

Este ejemplo nos sirve en nuestro trabajo de corrección. En algunas ocasiones hemos recibido críticas por parte de los escritores (los menos, todo hay que decirlo), porque han visto unos cuantos fallos que se les pasó al corrector, pero que no se fijaron en los 20000 o 30000 aciertos que le hicimos en su obra.
Por otra parte, también recibimos muchos elogios que compensan estos negativos y nos animan a seguir por este camino.
No obstante, estamos acostumbrados porque creemos en nuestro trabajo de mejorar las obras y que vayan bien corregidas a la hora de la publicación. Después de casi doce años corrigiendo, las editoriales confían en nuestros trabajos de corrección y maquetación que realizamos.
Miremos con ojos positivos y valoremos el trabajo de los demás, y nos irá mejor en el mundo.

viernes, 26 de junio de 2020

Rechazo editorial




Has pasado meses, quizá años, trabajando en tu novela. La has leído y releído cientos de veces. La has repensado, reescrito, y revisado; has cambiado personajes, borrado otros, has reescrito diálogos y tramas. Y ha llegado a ser una de las cosas más importantes de tu vida. Incluso quitando tiempo para estar con tu familia. La mayoría de tus parientes cercanos y amigos íntimos creen que tu obra es maravillosa.

Quizá has leído algunos libros sobre cómo crear una novela, quizá no. Tal vez no lees libros en general (créeme, hay escritores que no lo hacen), o no lees todos los días porque... claro, estabas escribiendo.

Pero ahora has terminado tu novela. O al menos crees que ya está acabada. Ahora, con confianza, recopilas a través de Internet una lista de editores y empiezas a sondearlos. Aprendes cómo enviar un manuscrito adjunto y a escribir una carta de propuesta, y lo haces. Incluso creas un estadillo en un Excel para ir haciendo el seguimiento. Una carta cada vez, un email a la vez.

Pasan las semanas en silencio. Te corroe la impaciencia, la esperanza se agota poco a poco. Por último, llamas a la oficina del editor. No tienen la menor idea de quién eres. Pero acaban enviándote una carta estándar.

"No es para nosotros".
"Tenemos agotado el presupuesto para este año y el siguiente".
A veces hay un párrafo, escrito de manera personal, que dice algo agradable. Su brillo dura unos días. A veces te dicen que tu obra está mal escrita, o te señalan los fallos. Pero eso es más raro. Es como si los editores temieran que los escritores rechazados se presentaran en sus despachos con una escopeta. Creo que sucedió una vez, en la lejana Arkansas.


Pasan los años. Empiezas otra novela, pero con menos confianza, estamos más inseguros.

Quizá no has prestado suficiente atención al mercado. Analizas lo que está vendiendo y lo que no, lo que se está publicando. Lees libros que te muestran que lo puedes hacer mucho mejor. Haces de esos libros una guía y escribes en consecuencia.

Comienzas a analizar tu propia obra. Haces esquemas, planes, dossieres de personajes, diarios de tu propia novela, Corriges y corriges y corriges. Quitas clichés, frases hechas, lenguaje florido, largas descripciones, párrafos que te encantaron pero que nada aportan a la obra, cientos de palabras que una vez sudaste por las noches.

A veces te debates entre la idea de autopublicar tus obras y hacer que se comercialice en Amazon. Algunos sitios prometen cosas interesantes a cambio de tu dinero. Cosas. Miras la pila de cartas de rechazo. Pero no sabes si lograrás vender lo suficiente.


Pruebas y vuelves a intentarlo


Escribes otra novela. Tal vez más. Una y otra vez son rechazadas o no te responden. Comienzas a cuestionar tus ideas y tu talento. Te estás convirtiendo en una persona amargada. Empiezas a tener una edad. Tienes obligaciones, facturas que pagar, hijos que están creciendo. Vas a la deriva. Piensas en sacar rendimiento de lo que has aprendido y ofreces cursos y talleres... a otros como tú. Pero no eres la primera persona que lo ha hecho, esa a la que le va bien y sus cursos o sus libros se venden, y, adivina qué... Ya no tienes tiempo para escribir tu propia obra. Tampoco sacas demasiado de eso.


¿Y ahora qué?



Si has leído hasta aquí sin que se te congele el alma estás esperando alguna receta milagrosa para afrontar todo esto.


Hay tres opciones




1.- Abandonar
Era un sueño. Uno más. Quizá adolescente. Es hora de tirar la toalla y concentrarse en el trabajo diario, en la familia y los amigos. Al menos lo intentaste.

2.- Aplazar.
 No estábamos listos. Nos faltaba experiencia de la vida, recursos técnicos, más conocimientos sobre la escritura... Pero continuamos creyendo. Continuamos leyendo,  aprendiendo de otros, mejores, buscando maestros o mentores. No padrinos, porque ya somos mayores. Y además, ya sabes, algunos escritores publicaron tarde y maduros.

3.- Perseverar. Nunca hay que darse por vencidos. Nunca.
Es poco práctico, es una locura, es poco inteligente, es absurdo y es tonto incluso. Pero si realmente crees en ti mismo, en tu talento, tus ideas y tus premisas, en tu vocación, en tu misión personal en la escritura, si crees que dispones de las técnicas y los conocimientos necesarios...


Ve hasta el final


Determinación, perseverancia, entrega, enfoque, confianza, obsesión, unidad de propósito, paciencia. Son los recursos que habrá que añadir a las armas que ya tienes. Y entonces...

Entonces vuelves a analizar tu propia obra. Haces esquemas, planes, dossieres de personajes, diarios de tu propia novela, Corriges y corriges y corriges. Quitas clichés, frases hechas, lenguaje florido, largas descripciones, párrafos que te encantaron pero que nada aportan a la obra, cientos de palabras que una vez sudaste por las noches.

Extraído del blog correcciones y editores

lunes, 22 de junio de 2020

LA IMPORTANCIA DE LA ORTOGRAFÍA EN LAS EMPRESAS

La escritura está en todos los sitios de una empresa. En sus carteles, e-mails, en los textos de su web, redes sociales o en un folleto promocional. Sin embargo, no todas las empresas le dan la importancia que deberían. Quizá no saben el terrible impacto negativo que un pobre nivel de ortografía puede tener en su imagen y en sus ventas.
Actualmente, las empresas cuentan con numerosos soportes a través de los cuales hacer llegar su mensaje: e-mails, redes sociales, blogs, webs, SMS, chats…  La comunicación en Internet es casi al 100 % de forma escrita, convirtiendo la redacción y la ortografía en puntos clave para transmitir profesionalidad, seriedad y una buena imagen.
mala-ortografia-coste-empresa
Sin embargo, no corren buenos tiempos para la ortografía ni para la corrección en la escritura, usamos abreviaturas cuando no corresponden y omitimos tildes esenciales para dar sentido a las palabras. Así, cuando llega el momento de escribir un texto formal o un e-mail dirigido a un cliente, son muchos los que afirman tener numerosas dudas en cuanto a las reglas ortográficas.
Pero las cifras hablan. Según un estudio publicado por la BBC, los errores ortográficos en webs y tiendas online pueden costar millones de dólares en ventas. No es ninguna broma, ¿verdad? Otro estudio realizado por la empresa TextMaster en 2013 arrojó un dato realmente preocupante, el 90 % de los e-mails enviados por las empresas a sus clientes tienen, al menos, una falta de ortografía. Y esto, aunque no lo creas, está costando dinero a tu empresa.
Es el responsable de Recursos Humanos quien deberá velar por el cuidado de la ortografía en la empresa, llevando a cabo un importante trabajo de sensibilización de la dirección para que, finalmente, la pulcritud ortográfica forme parte de la cultura de la empresa.
Además, deberá tomar medidas a dos niveles:
-A la hora de reclutar personal, considerando la ortografía como un criterio importante de selección de los candidatos.
-Internamente, organizando formaciones para poner al día el nivel ortográfico de los trabajadores.
La ortografía no es únicamente indispensable para la buena marcha comercial de la empresa, sino también para la evolución profesional de sus trabajadores. Una ortografía y gramática correctas dan siempre una impresión favorable y denotan aptitud para construir razonamientos claros y coherentes, cualidades muy preciadas que pueden dejarse ver entre las líneas de un e-mail comercial.
Si necesita corrección para su página web, en nuestra editorial tenemos unos precios bastante económicos.

10€ 

5 páginas

Cinco páginas de contenido con un máximo de 900 palabras. 

20€

10 páginas

Diez páginas de contenido con un contenido máximo de 900 palabras.

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30 páginas

Treinta páginas de 
contenido con un
máximo de 900 palabras.
 

info@editorialcm.com

lunes, 15 de junio de 2020

PUBLIQUE SU LIBRO


¿Tiene una obra terminada y no sabe dónde publicarla o elegir la editorial más adecuada?
Nosotros somos expertos en la edición desde el año 2007 y conocemos el panorama editorial de lo que se publica y puede tener éxito en las librerías.
Somos una editorial donde valoramos todos los manuscritos que recibimos y así seleccionamos qué obras pueden estar en nuestro catálogo.
Garantizamos la lectura de todos los manuscritos que nos envían. Al mes podemos llegar a tener unas veinte novelas que debemos valorar una una. 
Somos editores y esa es la diferencia primordial que nos destaca de otras "empresas", que publican todo lo que les llega, sin leer ni valorar ninguna obra.
Nos esforzamos para que la novela salga lo más pulida posible y llegue a los máximos lectores, haciendo la corrección ortotipográfica (uno de los trabajos en el que nos destacamos), maquetación profesional, diseños de cubiertas y la calidad en la impresión.
También hacemos entrevistas en nuestro podcast literario para darle la mayor difusión a nuestros escritores y nos movemos en redes sociales realizando la publicidad más adecuada.
Si quiere más información, solo tiene que contactar y le informaremos de cómo trabajamos.
Deseamos que sus sueños puedan verse cumplidos junto a nosotros: Editorial C&M.

info@editorialcm.com
Editorial C&M

viernes, 5 de junio de 2020

Tilde en los monosílabos. Problemas más comunes



La regla es muy sencilla: los monosílabos —palabras de una sola sílaba— no llevan tilde en español.
Sin embargo, hay parejas (o tríos) de palabras monosílabas que, aunque tienen la misma pronunciación, poseen significados diferentes.
Para diferenciar dichas palabras en la lengua escrita existe la tilde diacrítica, un signo ortográfico que tiene como función ayudarnos a identificar el significado preciso de una palabra cuando hay riesgo de confusión.
Por desgracia, cada vez menos personas se preocupan por utilizar la tilde diacrítica, lo cual genera ambigüedad en la lengua escrita y hace que los textos pierdan claridad.
Aparecen a continuación las principales palabras monosílabas que se pueden prestar a confusión.

Tú y tu


Pronombre personal:
Tú eres muy importante para nosotros.
Tú y yo lograremos grandes cosas.
tu
Posesivo:
Nos gusta la calidad de tu trabajo.
Tu casa y mi casa son parecidas.

Él y el

él
Pronombre personal:
Él viene todos los días.
Él vendió la casa.
el
Artículo:
El libro es muy caro.
El vecino te llamó.

Sí y si


1. Adverbio de afirmación:
Sí, aún te quiero.
Dijo que sí.
2. Pronombre personal:
Pedro habla mucho de sí mismo.
3. Sustantivo :
¿Cuándo me vas a dar el sí?
si
1. Conjunción (con valor condicional):
Si fuera rico, compraría la casa.
Si dices la verdad, te irá bien.
2. Sustantivo (nota musical):
¿Puedes transportar la canción a si mayor?


Mí y mi


Pronombre personal:
¡Esa mujer no es para mí!
¡Yo me valgo por mí mismo!
mi
1. Posesivo:
Mi auto está fallando.
2. Sustantivo (nota musical):
La primera cuerda es un mi.

Té y te


Sustantivo (planta y bebida):
Prefiero el té al café.
El mejor té viene de la India.

te
1. Pronombre personal:
No te pude llamar.
¿Te das cuenta de lo que está pasando?
2. Sustantivo (letra):
¡Esa te debe ir en minúscula!

Dé y de


Forma del verbo "dar":
¡No me dé explicaciones!
Ellos quieren que les dé más tiempo.

de
1. Preposición:
Yo no soy de Madrid.
Vengo de mi casa.
2. Sustantivo (letra):
¡Esa de te quedó fea!

Sé y se


1. Forma del verbo "ser":
¡Sé más respetuoso!
2. Forma del verbo "saber":
Yo no sé hablar ruso.

se
Pronombre (con distintos valores):
No se lo dije.
¿Se lavó bien las manos?
Aquí se habla español.
Se hacen pasteles.

Más y mas

más
1. Cuantificador (adverbio, adjetivo, conjunción, etc.):
Él habla más rápido que yo.
¡Que no se hable más!
Yo tengo más experiencia que tú.
Dos más dos son cuatro.
mas
Conjunción adversativa equivalente a "pero":
Quiero ir, mas no contigo.



miércoles, 3 de junio de 2020

Escena Los puentes de Madison




"Así es. Al menos así es como me gusta pensarlo", dice el fotógrafo. "Esa es la diferencia entre los que sacan instantáneas los domingos y los fotógrafos profesionales. Cuando haya terminado con el puente que vimos hoy, no tendrá el aspecto que tú piensas. Lo habré convertido en algo mío, por la elección de la lente, o el ángulo de la cámara, o la composición general, o probablemente por la combinación de todo eso. Yo no me limito a tomar las cosas como se presentan; trato de convertirlas en algo que refleje mi conciencia personal, mi espíritu. Trato de encontrar la poesía en la imagen".

Los puentes de Madison