lunes, 28 de marzo de 2016

Creadora del primer libro electrónico


Nació hace 121 años en Villamanín, León. Hija de una familia acomodada, Ángela Ruiz Robles se trasladó a Ferrol tras aprobar las oposiciones de maestra. Fundó una academia para adultos, que llamó Elmaca en honor a sus tres hijas -Elena, María Elvira y Carmen- y se jubiló dando clase a obreros que alfabetizaba de forma gratuita y desinteresada. Le dio tiempo, además, a escribir 16 libros. Pero doña Angelita era conocida, sobre todo, por sus innovaciones pedagógicas. Visualizó la era de las pizarras digitales con varias décadas de antelación. «El futuro habla, pero pocos entienden lo que dicen». Ella lo comprendía a la perfección. Y también que no debía perder el tiempo. Su mente privilegiada y su profunda vocación por la pedagogía y la educación le marcaron el camino. ¿Su objetivo? Aligerar los kilos con los que los alumnos cargaban sus espaldas resumiendo en un único libro todas las materias, hacer más atractivo y, al mismo tiempo más sencillo, el aprendizaje; en definitiva, convertir la enseñanza en algo interactivo y estimulante. Y en la primera mitad del siglo XX.



El libro electrónico de Ángela Ruiz Robles constaba de dos partes. La primera, de conocimientos básicos: lectura, escritura, numeración y cálculo. Haciendo presión en abecedarios y números se formaban sílabas, palabras y lecciones. La segunda funcionaba con bobinas, cada una dedicada a una materia. Y podía incorporar luz y sonido. El dispositivo estaba cubierto por una lámina transparente e irrompible, con cristal de aumento. E incorporaba, además, una luz, para que se pudiese leer en la oscuridad. Además, sumaba sonido con las explicaciones de cada tema. Todo en el tamaño de un libro, «de facilísimo manejo y peso insignificante», describía la propia autora. «Fue no solo una avanzada a su tiempo, sino una revolucionaria, porque en su patente añadía la posibilidad de incorporar en el futuro innovaciones como pulsadores de voz y calculadoras e intuía ya la importancia de aprender idiomas como el inglés y el francés».