miércoles, 6 de octubre de 2021

¿SE HACEN MÁS LIBROS PERO CON MENOS PÁGINAS?

 



¿Adelgazan los libros? ¿Reducen las ediciones el número de páginas? ¿Los lectores prefieren obras más cortas? ¿Son económicos o culturales los factores que pueden estar describiendo este escenario? Editores y libreros valencianos abordan estas cuestiones. Las opiniones son diversas en un territorio que no es ajeno a la cultura del «microtodo», como apunta Manuel Ramírez, jefe de producción de la editorial Pre-Textos.

Algunas voces hablan de una tendencia de los lectores a apartarse de los tochos, otras advierten de la fuerza de la autoedición, una manera de sacar a la calle libros más delgados. No faltan las opiniones que hacen hincapié en que las tiradas son más cortas y también hay pronunciamientos que plantean si no será que los autores escriben menos. Todo en un contexto en el que las editoriales pequeñas cada vez están más presentes.

Las cifras que acompañan al número de títulos publicados según las páginas, dados a conocer el Instituto Nacional de Estadística (INE), son elocuentes. Descubren la pérdida de papel en los volúmenes. Entre 2008 y 2017 (últimos datos del INE) el número de volúmenes publicados pasó de 16595 a 10954 en títulos de 200 a 300 páginas. En el tramo siguiente, el que analiza los libros de 500 páginas se anota otra caída, de 12562 a 8950 publicados. En el caso de los que superan el medio millar de páginas la relación se reduce casi a la mitad al pasar de 5531 a 2943 y por encima de las mil desciende más de la mitad la cantidad de obras salidas de las imprentas, pues mientras en 2008 fueron 1714, en 2017 la cifra se adelgazó hasta 556.

¿Qué se esconde detrás de esas cifras y situaciones? La respuesta unas veces se encuentra en el bolsillo, otras en condicionantes culturales como la falta de tiempo para invertirlo en lectura o la potente competencia que ejercen las nuevas tecnologías.

Manolo Ramírez, jefe de producción de la editorial valenciana Pre-Textos, asegura que «hasta hace poco se pedían novelones de 700 páginas. Ahora la oferta son libros más cortos. De no ser un clásico se tiende a menos, el ritmo es otro». Pese a ello, llama la atención en el hecho de que «el e-book no acaba de arrancar».

Ramírez está convencido de que la razón de este fenómeno es «básicamente económica». Si el libro es extenso « requiere más papel, las correcciones de las pruebas reclaman más tiempo y cuestan más, y el montaje también». No obstante, apunta que no limitan a los autores el número de páginas, algo que sólo suele ocurrir cuando «se trata de concursos».

Este experto en edición, aunque apunta esa razón como la causa de un adelgazamiento de los libros, no deja de hablar de condicionantes culturales. El mundo del negro sobre blanco no se puede observar al margen del cambio de hábitos en una sociedad marcada por «cierta tendencia al microtodo». Entre el público joven «domina la cultura visual», apunta Ramírez, quien se muestra cauto a la hora de hablar del recorrido que puede tener este gusto ligado a los tiempos que corren.

«Cada vez son más cortos»

El editor de Olé Libros, Toni Alcolea, lo tiene muy claro. «Los libros cada vez son más cortos. La media de páginas está en torno a las 250, algo que hace diez años era impensable». Cita la excepción de bestseller, que siguen siendo obras con más papel. Pero al mismo tiempo habla de que se observa un interés importante por los relatos, publicaciones de menor extensión. En su análisis, Alcolea introduce otro elemento a considerar y que ayuda a comprender la situación. «Las tiradas son más cortas. Hace diez años se hacían ediciones de dos mil ejemplares, sin embargo ahora pueden estar por los 500 o 600», advierte.

También Paco Ivars, propietario de la librería Berlín, menciona las tiradas en su reflexión sobre la realidad que acompaña al libro. «La editorial prefiere apostar por tres autores al mismo tiempo, más que por uno con tiradas grandes. De esa manera si uno de los tres falla se puede compensar», apunta. Ivars, además, observa que «los libros ya no son como antes, aunque siempre sale alguno más largo». El contacto directo con el público le ha permitido observar que «el lector huye un poco del tocho y se ha puesto de moda el libro pequeño de entre 40 y 50 páginas».

Más rentable

En la editorial Sargantana no tienen claro que el adelgazamiento de los volúmenes sea tendencia. «No ponemos límite» de páginas, asegura Enrique Olmos, editor de este sello, quien apunta que habría que ver si «tal vez el autor escribe menos». A su juicio, quien «es lector de verdad prefiere muchas páginas porque le resulta más rentable. Paga más, pero tiene para leer más tiempo». Olmos introduce otro factor cuando señala que «en los últimos veinte años han crecido exponencialmente los libros autoeditados».

También Gonçal López-Pampló, director literario de Bromera, incide en esta circunstancia. «En las librerías están entrando muchas autoediciones, que son libros mucho más cortos», afirmación que no le aparta de aclarar que no ha percibido que los volúmenes pierdan peso. Considera que si «ocurre es posible que se deba a una casualidad» que en uno o dos años puede ofrecer otro perfil y también recuerda que no se ponen límites a los autores.

López-Pampló advierte de la influencia que pueden traer los cambios culturales que describen los hábitos lectores y que pasan necesariamente por cuestiones como el consumo de series de televisión o la oferta de ocio que ofrecen las nuevas tecnologías. La reflexión sobre esta relación le lleva a apuntar una conclusión «radical», como él mismo la califica. «No creo que la gente vaya a leer libros más cortos por influencia de las series de televisión o de las nuevas tecnologías», sino que «directamente no va a leer», asegura el director literario de Bromera.

El experto constata la tendencia entre los jóvenes a la búsqueda de una lectura de contenido «más ligero». Cita las publicaciones de los 'yotubers', un fenómeno que a su juicio puede protagonizar «una invasión del mercado de libros con planteamientos más ingenuos». El territorio de los adultos es distinto. «El número de páginas no condiciona. Superados los 50 se tiene una formación sentimental y cultural que lleva a disfrutar de novelas largas», mientras que «los jóvenes no las resisten», advierte. También Olmos refiere la atracción de las publicaciones de los 'youtubers' entre el público joven.

Aunque hay datos que hablan de un descenso de los títulos de mayor grosor, también hay opiniones que no comparten que la mayor o menor extensión sea el criterio determinante en las tendencias editoriales. «No creo que tenga que ver con el número de páginas», apunta Almudena Amador, de la librería Ramon Llull. La propietaria de la librería Soriano, Chelo Soriano, asegura que no ha observado la tendencia a libros más delgados. Nacho Larraz, de El Cressol, no se atreve a hablar de esa tendencia, pero observa entre los jóvenes una tendencia al «libro más visual, de lectura más rápida».


Artículo extraído de Las Provincias

No hay comentarios:

Publicar un comentario