Has terminado tu primer borrador: ¡enhorabuena! Es la hora de sentirte orgulloso de lo que has conseguido y de celebrarlo como se merece.
Quizá dejes tu manuscrito aparcado unos días para darte algo de tiempo y coger fuerzas para la siguiente parte de tu trabajo como escritor: la corrección.
Si has decidido compartir tu novela con el mundo, este es un paso esencial que no te puedes saltar si quieres que ese borrador se convierta en una novela de calidad. Y no, no vale solo con pasar el corrector de ortografía y gramática que viene integrado con el procesador de textos. Piensa que lo que tienes entre manos es un diamante todavía en bruto que tienes que pulir.
Si es la primera vez que te enfrentas a la corrección de tu novela, es normal que te asalten mil dudas. ¿Quién debe corregir mi texto? ¿Cuántos tipos de corrección hay? ¿Qué hace un corrector ortotipográfico? ¿Qué es un editing de una novela o ensayo? ¿Cuándo se debe corregir un texto? ¿Cuánto cuesta un corrector?
En este artículo voy a tratar de despejarte algunas de esas dudas.
Tipos de corrección
Aunque solemos hablar en singular de «la corrección» de un manuscrito, lo cierto es que existen varios tipos de corrección. Los tipos de corrección se clasifican según el nivel de intervención que requiere un texto en concreto.
- Corrección de concepto o contenido: es lo que se suele llamar editing o developmental editing. Este tipo de corrección se ocupa de revisar el contenido del texto. En el caso de los libros de ficción se ocupa de problemas de fondo en la historia, la trama, el arco de los personajes, estructura, ritmo… Este tipo de corrección la tiene que llevar a cabo un editor profesional.
- Corrección de estilo: este tipo de corrección se centra en que el texto pueda leerse con claridad. Se suele decir que la corrección de estilo se ocupa de asegurar que un texto esté «bien escrito» respetando el «estilo del autor», pero esta definición suele resultar confusa y propiciar muchas discusiones. Lo que hace la corrección de estilo, en la práctica, es asegurarse de que el mensaje (a nivel de texto, de expresividad) del autor llegue al lector de la mejor manera posible. Por ejemplo, el corrector de estilo revisa la sintaxis, la estructura de párrafo, el vocabulario, la puntuación… y señala todo aquello que puede impedir que la lectura del lector sea fluida: ambigüedades, repeticiones, imprecisiones, estructuras confusas, etc.
- Corrección ortotipográfica: es lo que la mayoría de la gente entiende por «corregir un texto». Es una corrección que se ocupa de errores técnicos en la forma del texto, tales como erratas y errores ortográficos, sintácticos, gramaticales, de puntuación… El corrector ortotipográfico también se ocupa de revisar que estén unificados los criterios tipográficos según la norma del editor (uso de negritas, cursivas, mayúsculas…).
- Corrección de primeras pruebas o maqueta: es la última corrección del texto, tiene lugar cuando los otros tipos de correcciones ya se han realizado y se efectúa sobre el texto ya maquetado e impreso (primera prueba) o está ya listo para imprimir. En este tipo de corrección se revisa de nuevo las erratas que hayan podido quedar a la hora de dar formato al texto, y además se revisa todo lo que tenga que ver con la maqueta: las imágenes, los párrafos, la partición de palabras, los títulos, la paginación, notas, tipos de letra, etc.
¿Qué diferencia hay entre la corrección de estilo y la corrección ortotipográfica?
Destaco esta pregunta porque es una de las grandes dudas que suelen tener los escritores a la hora de contratar un servicio de corrección de su novela. Si tú tampoco lo tienes claro, por favor, no te sientas mal: lo cierto es que hasta los correctores profesionales a veces dudan sobre lo que entra o no en cada categoría.
No hay una línea superclara que divida una corrección de otra, sino que muchas veces nos enfrentamos a una escala de grises en la que cada decisión a tomar por parte del corrector cae más cerca de un extremo u otro del espectro. Mientras que en la corrección ortotipográfica se suelen tener referencias más objetivas a la hora de aplicar criterios de corrección de un texto (las normas de la RAE, principalmente), en la corrección de estilo se corrigen también los usos que, aunque están «permitidos» por las normas académicas de la lengua, son poco recomendables (repeticiones, pobreza léxica, ambigüedades…). La corrección de estilo supone muchas veces adaptar el uso de la lengua a la finalidad del escrito, es decir, a su receptor.
Por ejemplo, la frase: «La corrección estilística corrige corriendo cosas que si no se corrigen se entienden más mal que otras cosas que sí están más bien escritas», podríamos sugerir cambiarla por: «La corrección de estilo se ocupa de corregir el uso del lenguaje en el texto para facilitar su lectura y comprensión».
Obviamente, el ejemplo anterior es una [pésima] exageración: lo esperable y deseable es que el corrector pueda respetar al máximo el estilo del autor, pero sin perder de vista al lector, que es el juez último del texto.
Como ves, la corrección de estilo es una tarea que lleva mucho más tiempo y las tarifas de este servicio son más elevadas. Muchos autores deciden saltarse la corrección de estilo, como una forma de abaratar costes. Sin embargo, dependiendo del estado de tu novela, este gasto suele resultar más bien una inversión beneficiosa.
La corrección de estilo es recomendable, pero la corrección ortotipográfica es imprescindible.
Orden de la corrección: editing > estilo > ortotipográfica > primeras pruebas
Pongamos que tú como autor has decido saltarte la revisión del contenido y de estilo y contratar solo la corrección ortotipográfica. Pero entonces, el corrector o tú mismo, os dais cuenta de que tu texto está plagado de errores de contenido, incoherencias, párrafos mal redactados… ¿Puedes pedirle entonces al corrector que trate de arreglar tu texto? La respuesta es NO: tú le has contratado (y pagado) para corregir la ortotipografía, nada más. ¿Puede corregir la ortografía del texto y después ya revisarás tú con calma los errores de contenido y estilo? La respuesta también es no, o bueno, podría hacerlo, pero entonces no te habrá servido de nada el dinero invertido en la corrección, porque si después tú, u otro corrector o editor, hacéis cambios en el texto se generarán nuevos errores y erratas que habrá que volver a corregir… y pagar.
Como ves, el orden de las correcciones no es que sea importante, es que es esencial. Variar el orden de las correcciones es como pretender empezar a construir una casa por el tejado: todo el trabajo realizado se va a desmoronar en algún punto.
En cada tipo de corrección se buscan problemas de distinto tipo y las lecturas que se hace en cada fase son muy diferentes.
Si se insiste en acumular los distintos tipos de corrección en una sola etapa del proceso, o bien prescindir de alguno de ellos, la calidad del texto se verá afectada.
Aunque es habitual que se contraten varias correcciones a un mismo corrector (de estilo y ortotipográfica, suele ser lo normal) el corrector profesional hará como mínimo una lectura para cada tipo de corrección. Y también, salvo excepciones, las cobrará por separado. Tenlo en cuenta.
Extraído de la página Una editora
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