El aragonés Antón García Abril, compositor de la banda sonora de más de 200 audiovisuales, entre películas, series de televisión y documentales, autor también de una destacada obra de concierto y pedagogo que ha formado a varias generaciones de compositores, falleció este miércoles por coronavirus tras llevar varios días hospitalizado. "La ilusión de un compositor, y si no es así es que no es compositor, es que su música se interprete y se comunique a sus semejantes, que perdure en el tiempo", le gustaba asegurar. Su obra, desde luego, perdurará en el tiempo, tanto la clásica, entre ella su famosa ópera valleinclanesca ‘Divinas palabras’, con libreto de Francisco Nieva; como la realizada para cine y televisión, donde destaca a la sintonía de series tan populares como ‘El hombre y la tierra’, ‘Curro Jiménez’ o ‘Anillos de oro’.
Antón García Abril nació en Teruel en 1933. Su padre, músico de banda, fue quien le enseñó solfeo y le introdujo en la banda. En ella descubrió su vocación musical, aunque "después me compraron un piano y fue cuando descubrí otro mundo", decía. Estudió música en los conservatorios de Valencia y Madrid, antes de completar su formación en el extranjero. Durante tres años asistió a clases en la Academia Chigiana de Siena, ciudad donde estudió composición, faceta en la que destacó muy pronto. Fue premiado por una ‘Cantata a Siena’ para coro y orquesta. De Siena pasó a Roma, becado por la Fundación Juan March, y de allí a Madrid, ciudad en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera.
Siempre ha mantenido un estrecho vínculo con su tierra natal, a la que volvía en cuanto tenía la menor ocasión. Ello hizo que en 1988 fuera elegido por las Cortes regionales para componer la música del himno oficial de Aragón, poniendo sonido a la letra de los poetas Ildefonso Manuel Gil, Ángel Guinda, Rosendo Tello y Manuel Vilas. Por mantener vivos esos vínculos con Aragón a lo largo de toda su vida posee además las principales distinciones que se conceden en la comunidad autónoma, desde el Premio Aragón, que recibió en 2003, hasta la Medalla de los Amantes. Es hijo predilecto de Teruel, en cuya catedral estrenó en 1986 su ‘Concierto mudéjar’, dedicado a su ciudad natal. Sus ‘Cantos de pleamar’ fueron elegidos para inaugurar el Auditorio de Zaragoza en 1994.
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