Estrenada en 1989, año en el que Robin Williams protagonizara ‘El club de los poetas muertos’, John Keating sigue siendo el profesor que todos hemos querido tener: inspirador, inconformista, librepensador, y alguien de quien te asegure que tú sí "puedes cambiar el mundo".
“En mi clase aprenderán a pensar por ustedes mismos. Aprenderán a saborear la palabra y el lenguaje. Porque, a pesar de lo que les digan, la palabra y las ideas pueden cambiar el mundo”.
“Yo caminaría diferente: Todos necesitamos ser aceptados. Pero debéis pensar que vuestras convicciones son únicas y os pertenecen. Aunque a otros puedan parecerles raras o inaceptables. Aunque toda la manada diga ‘no está bien’”.
“No leemos y escribimos poesía porque es bonita. Leemos y escribimos poesía porque pertenecemos a la raza humana. Y la raza humana está llena de pasión. La medicina, el derecho, los negocios y la ingeniería son carreras nobles y necesarias para la vida. Pero la poesía, la belleza, el romanticismo, el amor… son las cosas que nos mantienen vivos”.
Si hay un ideal defendido por John Keating en ‘El club de los poetas muertos’ es aquel que nos hace vivir cada día como si fuera el último: “Carpe Diem”. Sin embargo, y a pesar de los notables esfuerzos de Keating por alentar a sus alumnos a disfrutar de cada momento, también nos enseñó otra valiosa lección: “Hay un momento para el valor y otro para la prudencia. El que es inteligente, sabe distinguirlos”.
“Carpe Diem. Porque somos alimentos para gusanos, señores. Porque aunque no lo crean, un día todos los que estamos en esta sala dejaremos de respirar. Nos pondremos fríos y moriremos. Aprovechen el día, muchachos. Hagan que sus vidas sean extraordinarias”.
“No digan que un hombre está muy cansado, digan que está exhausto. Y no digan que está triste, digan… ¿Sr. Overstreer?”.
“Robert Frost dijo: ‘Dos caminos divergían en un bosque y yo tomé el menos transitado. Y eso lo cambió todo’. Quiero que encuentren su propio camino, en cualquier dirección, con estilo orgulloso, con estilo tonto, como sea”.
“Me he subido a la mesa para recordarme a mí mismo que debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen, vengan a probarlo”.
“Libera tu mente. Usa tu imaginación. Di lo primero que se te ocurra aunque sean tonterías. Cuando lean, no consideren solo lo que el autor piensa, consideren lo que ustedes piensan”.
“Thoreau dice que la mayoría de los hombres viven en desesperación silenciosa. No se resignen a ello. Libérense. No caminen por la orilla, miren a su alrededor. Atrévanse a ir lejos y encontrar nuevos terrenos”.
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